POR EDDIE MORALES PIÑA

Cuando puse la frase cocina de autor en un buscador aparecieron algunas referencias a textos relacionados con el arte culinario, es decir, a libros con recetarios para confeccionar diversos platos de distinta naturaleza -algunos simples y otros más complejos -, incluida la comida gourmet. No cabe dudas que hoy en día proliferan los masters chef -no sólo en programas ad hoc de cocina, sino en invitados a comer que se van rotando en las preparaciones culinarias. Cocinar es un arte, según dicen los expertos, tal vez por eso la literatura ha tenido en el devenir del tiempo como asunto relatos o referencias a las cocinerías. No podemos olvidar que ya en el inicio del Quijote, por ejemplo, el narrador nos indica de qué se alimentaba el ilustre manchego, o que Sor Juana Inés de la Cruz dejó para la posteridad un recetario de exquisiteces conventuales, o Laura Esquivel en Como agua para el chocolate (1989) entregó una historia donde se aúnan comida y erotismo, o en el cine La fiesta de Babette (1987) en que la comida se transforma para un placer de los sentidos. En otras palabras, la cocinería forma parte del imaginario colectivo, condición esencial de la vida humana, y predilección de sibaritas. Pues bien, entremedio de textos recetarios de comida aparecía una novela que seguramente ingresó por su título a un índex culinario: Cocina de autor de Gonzalo Garay un escritor penquista de profesión abogado nacido en 1973, de quien había leído otros libros hasta que se nos apareció este publicado en 2020 y que tiene otra edición en 2022, según se nos informa en el buscador.

La portada del libro de 2020 es un tanto enigmática, por cuanto sobre un fondo blanco aparece en primer plano aquella cruz que usaban los oficiales nazis colgando de su cuello. En el extremo superior derecho destaca una mancha roja que desentona sobre el blanco impoluto. Quien diseñó la portada acertó rotundamente, ya que en el transcurso de la historia se nos desvelará el misterio del porqué de ese color rojo asociado a la cruz nazi y a la cocina de autor. Esta denominación alude a quien es experto en la cocinería y que posee ciertas cualidades culinarias intransferibles; en otras palabras, que tiene un secreto para darle el toque especial, apetitoso y adictivo a un determinado plato. En la novela de Gonzalo Garay los derroteros del chef van por lo dulce, por la repostería, es decir, pasteles de fina confección que llevan a la pregunta dónde está el secreto gastronómico. Es lo que se transforma en un misterio para quienes frecuentan sus pasteles y que nadie de los protagonistas sabrá -sólo el lector y uno de los personajes. En consecuencia, estamos ante una novela de misterio con rasgos de novela gótica. Probablemente, a algún lector no le gustará la revelación del misterio culinario.

La novela de Garay es atrapante desde el principio. El modo como programó el relato ayuda a que el lector no desee dejar la lectura, sino por el contrario llegar pronto al desenlace y que se dilucide el encanto de aquella repostería. El narrador va desplegando la historia de Bastian Richter entregando paulatinamente una trama desconcertante. No hay que olvidar que se trata de la dilucidación de un secreto culinario. Richter es el master chef en este tejido textual. A todas luces Richter es como una moneda que tiene una cara y un sello. En la cara es un sujeto maestro en la repostería en un lugar sureño chileno cuyos productos son altamente calificados por quienes visitan su local. En el revés, el lector descubrirá la cara oculta de Richter, descendiente teutónico. Ahí está el simbolismo de la cruz de la portada. Junto a Richter está Nicolás presentado como un incipiente escritor que entrará en contacto con aquel veterano de guerra para entrevistarlo y acercarse al arte culinario del dueño de la pastelería Die Spitze. Desde el presente del enunciando, el narrador pasará a mostrar quién es Richter, mientras Nicolás se obsesiona con este tratando de emular al master chef. En el origen el narrador da cuenta de que Richter creció “bajo la sombra de la ruda disciplina impuesta por su abuelo” y que los golpes recibidos como disciplina en un ambiente de colonos alemanes, lo transforma en “un ser perverso y agresivo”. En este segmento de la trama el narrador va descorriendo el velo sobre Richter y el modo cómo se transformó en un sujeto sicópata que terminará poniendo en práctica en la repostería algo inaudito. Allí está el significado del color rojo de la portada – un guiño a la sangre vertida y a los líquidos emanados de un cadáver, cuestión que se dilucida en los episodios de la Bolocco, el Sobaco Ilustrado, el Correcaminos o El Gardel. Al finalizar el relato, Nicolás abjura de su nombre y dice llamarse Bastian Richter para continuar preparando los tradicionales pasteles y otras delikatessen del misterioso y macabro personaje de Richter. Para quienes hayan leído o visto la adaptación cinematográfica de la novela El Perfume (1985) del escritor alemán Patrick Süskind comprenderán a cabalidad la intertextualidad entre ambas obras.

En definitiva, la novela de Gonzalo Garay nos lo muestra como un autor que sabe manejar los resortes narrativos y que se desenvuelve con propiedad argumentativa en cualquiera de las retóricas literarias.

(Gonzalo Garay. Cocina de autor. TC editorial. 2020. 171 pág. Hay otra edición en Editorial Dunken, 2022).