“Hay que pasarle el cepillo a la historia a contrapelo”
Walter Benjamin
por Francisco Zañartu
Escritor y guionista
Estimados lectores: si algún día los invade la nostalgia y desean recordar a quienes les dieron buenos momentos de su infancia, les propongo revisar las cinematografías de Charles Spencer Chaplin y de Mario Fortino Alfonso Moreno. Luego de sonrisas, risas y carcajadas, observarán que son absolutamente diferentes y distan en todo o casi todo.
Chaplin, inglés, nacido en Londres a fines del S XIX, cercano al Partido Comunista, fue un referente del cine mudo a través de su personaje Charlot. Adquirió gran popularidad gracias a su lenguaje gestual y las múltiples películas que realizó lo transformaron en un símbolo del cine mudo. Cantinflas, por su parte, es un mexicano, nacido en 1911, de centroderecha, cercano al PRI y su humor se caracteriza por estar cargado de aspectos lingüísticos del habla, tanto en la entonación, como en el léxico o la sintaxis.
A pesar de lo anterior, al observar sus trabajos, se pueden establecer una serie de analogías entre ellos.
Comedia y humor
Antes de estudiar la obra de ambos comediantes, lo primero que se debe destacar es que humor y comedia no son lo mismo. Ambos conceptos, si bien colindan, no son sinónimos, como lo explica la profesora Nelly Sosa:
«(el humor es el) estado de ánimo de una persona, habitual o circunstancial, que le predispone a estar contenta y mostrarse amable o, por el contrario, a estar insatisfecha y mostrarse poco amable»… La comicidad, a diferencia del humor -estado de ánimo-, necesita de una determinada materialidad discursiva. (SOSA. 2010; 2 RÍO NEGRO 2010)
La comedia como “materialidad discursiva” implica reconocer el concepto de ironía, la que ha sido considerada como una figura literaria y, según la profesora Linda Hutcheon, es: “la inversión semántica que caracteriza la ironía como antífrasis” (HUTCHEON, 1922, 175)
La comedia supone una ruptura de lo posible, como dice la profesora Hutcheon existe una inversión semántica. Esta inversión hace que tenga muchas similitudes con el terror. ¿Cuántas veces, lo que nos hace reír nos causa pánico?
Jugando, creando un lenguaje.
Al revisar el trabajo de estos comediantes, a pesar de su diferencia de formato, se debe destacar que ambos crean una materialidad discursiva que incide en nuestra cotidianeidad. (Los verbos achaplinarse y cantinflear, son parte de nuestra habla) Se puede observar que una famosa escena de Chaplin y un conocido discurso de Cantinflas, se juntan en alguna parte del universo semántico.
En los años 30, Charlot recoge una bandera roja que ha caído de un camión. Sigue al vehículo para entregarla y, al doblar la cuadra, lo sigue una manifestación obrera. Finalmente llega la policía y lo detienen por comunista. Cantinflas, por su parte, en plena guerra fría, habla ante las Naciones Unidas y dice:
“El que les habla, su amigo… yo… no votaré por ninguno de los dos bandos (voces de protesta). Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a que no sería justo que el solo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones…”
Ambos autores enfrentan una realidad distópica, quiebran la lógica y muestran lo desafortunada que puede ser nuestra vida diaria. Con respecto a lo anterior, Sigmund Freud, en un texto sobre el humor, pone el ejemplo de un preso que va a ser colgado en la horca un lunes dice “¡Bonita manera de empezar la semana!”.
Resulta increíble que la paz mundial dependa de un país pequeño cuyo representante está enfermo del hígado, tan imposible como que lleven presa a una persona, sólo por andar con un pañuelo rojo o que un preso se plantee cómo será su semana, cuando será ahorcado el lunes.
Es curioso, pero esas cosas siguen pasando. A diario observamos como se niega -o se intenta negar – el carácter dramático de la realidad y se desprecia mediante la broma. En este sentido, la comedia se acerca a la patología, pero se diferencia de ella por su carácter meramente negacionista y la no elaboración de una fantasía sustitutiva de la realidad.
La negación de lo probable, muestra que cada vez debemos enfrentar cuestiones improbables en una sociedad como la que vivimos. Mientras Chaplin, nos muestra a un personaje con hambre que se come los zapatos (La Quimera del oro – 1925) Cantinflas, analfabeto, declara:
“Las letras no son todas iguales entre sí, debido a que unas son diferentes de las otras y las otras son distintas de las demás… tenemos también las mayúsculas y las minúsculas… las mayúsculas son las que se acostumbran a ser las grandotas y las minúscula, por falta de vitamina «. (El Analfabeto, 1960)
Una sociedad cómica.
La comedia siempre ha existido y, gracias a cómicos que vienen desde la época de los griegos, ha provocado cambios culturales, alterando ámbitos de lo social que antes le estaban vedados.
Aristófanes, Las Ranas, crítica el estado de la tragedia griega y el hablante dramático debe bajar al hades para encontrar un buen poeta. En el caso de la dramaturgia chilena, la primera comedia que se conoce es “Como en Santiago”, de Daniel Barros Grez, realiza una fuerte crítica al arribismo y al provincianismo del chileno.
Lo cómico es contestatario porque, al haber una ruptura de la lógica, se ataca al poder y, con ello, se enfrenta a la cultura oficial, dando origen a la cultura popular.
Lipovetsky afirma en “La era del vacío” que la sociedad contemporánea puede ser definida como fundamentalmente humorística, puesto que el humor es un componente de máxima importancia en dicha sociedad: “La ausencia de fe posmoderna, el neo-nihilismo que se va configurando no es atea (sic) ni mortífera, se ha vuelto humoristica» (Lipovetsky, 1986: 136-137).
El humor se ha hecho presente bajo distintas formas a través de la historia, pero es, únicamente, en la sociedad contemporánea cuando toma una primera posición. En el pasado, hacía acto de presencia en momentos aislados, ocupaba su nicho específico, mayor o menor según sus particularidades. La incredulidad de nuestros tiempos, ese estar de vuelta de todo que supone ignorar la capacidad humana en la solución de los problemas de la especie, es lo que nos entregan, entre otros, Cantinflas y Chaplin.
Humor y poder.
Desde sus diferentes particularidades, estos autores establecen su lucha contra el poder. Chaplin, en El Pibe, huye de la policía y Cantinflas en “Por mis pistolas” lo enfrenta directamente cuando dice: “Pueden dormir tranquilos en Washington, por el momento no tengo así pensado derrocarlos.”
El historiador, crítico literario, teórico de la risa y filósofo del lenguaje Mijail Bajtin (1895 -1975) estudia las escenas carnavalescas, sus ritos, los ceremoniales y la lógica ambivalente que ponen en juego. La seriedad que se establece para intimidar o prohibir, quedan al descubierto con el carnaval y sus dispositivos escénicos: la nave de los locos, el coronamiento del bufón, etc. Las sociedades de control se basan en dinámicas corporales, en reducciones y modificaciones de la conducta, tecnologías disciplinarias de dominación de los cuerpos que, en último término, la risa permitiría transgredir, y el carnaval (con toda su parafernalia y ceremonias afines) supondría el espacio para esa transgresión.
Lo anterior hace del carnaval una fiesta popular.
La popularidad de lo cómico, se debe a su carácter social, es decir, a que éste se potencia con la recepción del público, a mayor cantidad de espectadores es mayor el efecto cómico que se produce. Es distinto enfrentar un espectáculo cómico sólo que hacerlo formando parte un público de mil o miles de personas.
El componente popular de la comedia es también es destacado por Mijail Bajtin en su texto: “La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento: El contexto de Francois Rabelais” donde dice que “El mundo infinito de las formas y manifestaciones de la risa se oponía a la cultura oficial, al tono serio, religioso y feudal de la época.”
Esta doble entrada de la comedia, les permite a ambos comediantes transformarse en una herramienta para enfrentar a un estado rígido, que lleva preso a un joven por portar una bandera roja y encara a un mundo en guerra fría.
El filósofo francés Henry Bergson dice en su trabajo: “La risa”:
“Toda rigidez del carácter, toda rigidez del espíritu, y aún del cuerpo será, pues, sospechosa para la sociedad, porque puede ser indicio de una sociedad que se adormece y de una actividad que se aísla, apartándose del centro común en torno del cual gravita la sociedad entera. “ (BERGSON. 2003 24)
Esta complicidad con el receptor hace del humor un lenguaje terapéutico, un ente capaz de producir una catarsis en el espectador, en el sentido de una purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda. A esto se refiere la profesora Soza en el artículo antes citado cuando dice:
“El humor cumple una función terapéutica, de desahogo de frustraciones sociales ante la cerrazón y la manipulación políticas que algunos sectores enfrentan. No intenta subvertir el orden, pero la inseguridad de los gobernantes a veces trae la censura. (SOZA 2012, 15)
Palabras al cierre.
Al revisar la filmografía de ambos comediantes, se observa que estamos frente a lo que Benjamin llama pasarle el cepillo a contrapelo a la historia.
No sabemos si Chaplin y Cantinflas leyeron a Benjamin, tampoco sabemos si Benjamin vio las comedias de ambos, pero, aunque lo más probable es que no haya habido un conocimiento explícito, lo importante es como la lectura de los comediantes permite darle un repaso a la obra del filósofo alemán o como la obra de este permite re-leer la obra de ambos comediantes.
No se trata de forzar el conocimiento, ni manipular distintas obras, nacidas en distintos momentos y en distintos contextos, sino de tomar el conocimiento universal y ver aquellos enlaces que nos parezcan interesantes.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…