Por Diego Muñoz Valenzuela
Cixin Liu (Yangquan, 1963) es el buque insignia de la justamente afamada ciencia ficción china, conocido por la exitosa serie de novelas referidas a Los tres cuerpos, cuya primera novela, El problema de los tres cuerpos ganó el Premio Hugo en 2015 (primera novela traducida al inglés que ha obtenido el galardón). En su propio país, el autor ha obtenido ocho veces el Galaxy Award (el premio Hugo chino). La trilogía de los tres cuerpos ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo, gracias al innegable atractivo de su estupenda narrativa.
Antes de dedicarse de manera exclusiva a su trabajo como escritor, Cixin Liu trabajó como ingeniero en una central eléctrica en la provincia de Shanxi. Fue sorprendentemente calculador: escogió la carrera de ingeniería para obtener estabilidad laboral y así poderse dedicar a su verdadera pasión: escribir ciencia ficción. También porque quería estar muy cerca de los hallazgos científicos y tecnológicos para nutrirse de ellos y utilizarlos en sus futuras ficciones. En 2009 alcanzó la plena fama con la publicación de la exitosa novela, inauguradora de la trilogía, El problema de los tres cuerpos. Esto no solo impulsó su carrera personal como escritor, sino que catapultó a una generación completa de autores chinos del género, que tienen el mérito de haberlo revolucionado y actualizado de una manera muy vitalizadora.
Sostener el cielo es una colección de once cuentos del autor, todos ellos bastante extensos, tanto que algunos se acercan a una novela breve. Declara que la lectura de Viaje al centro de la tierra de Julio Verne, fue el causante de su fascinación por la ciencia ficción.
Cixin Liu es un seductor nato, que parte envolviendo al lector en sus redes imaginativas y literarias, tal como una araña hace con su presa, envolviéndola en una seda pegajosa de la cual no existe escapatoria posible. Suele avanzar lento, con parsimonia, proveyendo toda clase de detalles al lector. Sus personajes son profundos, complejos, humanos. Leerlo constituye una experiencia estética de alto vuelo.
El autor se benefició del acelerado desarrollo de la modernización productiva y tecnológica de China, que corresponde a un escenario de grandes y fabulosos cambios que han llevado a ese país a una extraordinaria y promisoria posición como potencia mundial. Ese mismo escenario determina que la visión de Cixin Liu sea más global, donde la humanidad tiene a comportarse como un sistema unitario e integrado: una especie de plano superior que permite especular con los posibles destinos futuros, muy adelante en el tiempo. De esta manera es posible plantearse las antiguas y fundamentales preguntas acerca de la razón de nuestra existencia. ¿Hacia dónde vamos como humanidad, más allá de nuestra increíble insignificancia respecto de la escala universal? ¿Y hacia dónde vamos como universo? Aquí se sientan las bases de una nueva mentalidad.
En la narrativa de nuestro autor se explora reiteradamente la relación entre el universo (gigante, infinito) y la humanidad (mínima, precaria, efímera), justamente en la noción del Big Bang. En el instante inicial del universo pasamos de la nada al todo en expansión. Toda la materia estaba contenida en un mismo punto: todos los átomos de los que todo está hecho provienen del mismo punto inicial. Ese es un vínculo potente, innegable, unificador.
Cada cuento de esta colección es una obra cuidada, significativa y dotada de profundidad y significancia. Las tramas están muy bien planificadas y la escritura es delicada, precisa, adecuada a la finalidad. Los personajes tienen una sicología personal muy bien definida, carácter y complejidad. Y siempre se alcanzan notables momentos de intensidad, propios de la buena literatura. Construye atmósferas muy detallas y tangibles. Paso a referirme a algunas de las narraciones que conforman el volumen.
El maestro de la aldea es una narración totalmente rural; transcurre en una apartada aldea, donde un humilde profesor de ilimitada vocación por sus alumnos lleva a cabo su tarea sin escatimar esfuerzos, mientras una enfermedad lo devora. Curiosamente esa devoción pedagógica acaba -de manera insospechada- salvando a la humanidad de los efectos devastadores de una guerra milenaria entre dos macro civilizaciones.
Migración en el tiempo podría considerarse un relato clásico acerca de los viajes en el tiempo. Un grupo de exploradores busca reiteradamente en el futuro un refugio para la destrucción sistemática del medio ambiente. Es una historia bella, desoladora, filosófica, y esperanzadora al mismo tiempo, donde volvemos al inicio para encontrar la salvación, que no está precisamente en el desarrollo tecnológico.
1 de abril de 2018 aborda la búsqueda de la vida eterna, la derrota de la temida e incontrarrestable muerte, un privilegio para los ultrarricos. Una trama delirante pone en conflicto poderes increíbles disputándose por el acceso a la fuente Juvencio. La gran pregunta que subyace es cómo afectará la eternidad la naturaleza humana, en esencia perecible.
Espejo es una narración extensa y notable, donde se aborda la corruptibilidad del ser humano, al margen de los sistemas organizacionales de los cuales este se dote para pretender derrotarla. Un súpercomputador cuántico es el protagonista estelar de esta nouvelle, uno capaz de simular en detalle la evolución y el comportamiento de un universo completo a partir de sus parámetros de inicio. En esa simulación -ese es el espejo al que se refiere el título- se puede observar todo lo ocurrido: detectar cualquier acto desleal, destinado a producir ganancias de poder o riqueza a cualquier dignatario gubernamental, por alta que sea su categoría. Justamente uno de los personajes principales carece de nombre concreto y solo se refiera a él como el alto dignatario. Una trama fascinante que nos pone en contacto con la naturaleza humana y sus aspectos más oscuros y luminosos.
De la gran China, su cultura milenaria, su vertiginoso crecimiento económico y asombrosas dotes para combinar capitalismo y socialismo, surge la obra de Cixin Liu. Tal vez este siglo sea de la literatura china, como el siglo XX lo fue -es mi creencia- de la literatura norteamericana: múltiple, desafiante, crítica, renovadora, dinámica, sorprendente. Una suerte de correspondencia entre el desarrollo social y económico y las crisis propias del crecimiento, amplificadas por los poderes de la razón y la imaginación.
Sostener el cielo, es una lectura recomendada para cualquier persona interesada en la buena ciencia ficción, pero sobre todo en la mejor literatura, aquella que reflexiona hondamente en las claves de su tiempo y de la humanidad desde sus inicios.
Sostener el cielo, cuentos, Ed. Nova, Grupo Penguin Random House, 2021, 387 pp.
Diego Muñoz Valenzuela
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…