La invitación, Mario Banic, novela, 2021, 129 pp

Conozco a Mario Banic Illanes desde fines de los 70, cuando ganó el concurso de cuentos cortos de La Tercera, un certamen histórico por la cantidad de trabajos que participaron. Entre esos centenares de trabajos, destacó el cuento del escritor y periodista ovallino. Sentarse a mirar el mar es una narración breve inolvidable, de gran maestría, profusamente antologada, donde se sugiere una trama de persecución política de manera muy sutil. Una verdadera hazaña en plena dictadura, pues el cuento ganador se divulgó ampliamente.

Mario Banic ha cultivado en paralelo la narrativa y el periodismo, habiendo destacad en ambos campos. Siete libros de relatos (una cantidad muy impresionante en un país donde la novela se privilegia en demasía sobre el cuento, un arte complejo y difícil de dominar),  con la efectiva muestra de su quehacer permanente en el género. Asimismo, ha obtenido muchos premios que confirman su destacada trayectoria como narrador.

Era una deuda del autor probar el formato de la novela tras su exitosa experiencia como escritor de relatos por varias décadas. Justamente eso implica este nuevo libro, desafiantemente titulado La invitación.

Banic opta, como considero que es su acertada costumbre, por un estilo directo, claro, sencillo, el cual solo es posible como resultado de un dominio de la técnica narrativa. A ese logro contribuye su oficio de periodista, larga y acuciosamente ejercido en el Norte Chico, donde es una figura literaria fundamental. Lamentablemente, todavía no contamos con una política y un aparato cultural que esté a la altura de nuestras necesidades, y en especial del desarrollo de la literatura en regiones y el apoyo decidido a sus mejores valores.

La trama está ambientada a fines de los 70, cuando el dictador decide viajar a una pequeña ciudad del Norte Chico (asumimos que se trata de Ovalle). Los protagonistas son un trío de amigos: el Periodista, el Profesor (un relegado por el régimen) y el Poeta, vigilados muy de cerca por el jefe policial (el Capitán), que los considera como amenazas. El trío de amigos suele reunirse a conversar (arte que desaparece en la actualidad dominada por el consumo y las redes sociales que absorben toda nuestra atención). La conversación suele producirse, como era tradicional, en la compartición de una mesa de bar, en medio de libaciones que pueden tornarse desenfrenadas y hacer soltar peligrosamente la lengua a los participantes.

El trío es de temer por sus antiguas filiaciones y su pensamiento opuesto a la dictadura militar, aunque no se entra en detalles innecesarios. Toda la narración está hecha con trazos finos, precisos, exentos de cualquier carga pesada. El poeta es un triple ejemplo de desacato y conflicto: en primer lugar por el arte lírico que asevera practicar (al parecer poco refrendado por su quehacer efectivo), su postura disidente y su condición homosexual (compleja de asumir en la escena dictatorial).

El ambiente, muy propio de la época, es decadente, dominado por las carencias, la pobreza, el abandono, la soledad, la angustia. El singular trio combate estas fuerzas negativas mediante su amistad intransable, en una especie de estado carnavalesco de falsa alegría, aunque sustancial y efectiva fraternidad. Cada cual ha vivido su drama en silencio, sin abordarlo en detalle con sus amigos, aun cuando intuyan que comparten una vivencia marcada por la tragedia y el fracaso.

La visita del dictador a la ciudad pone en tensión a todas las fuerzas: es preciso asegurar que no haya contramanifestaciones ni atentados. Los posibles disidentes -muy bien identificados por las entidades policiales- serán encerrados (esta es la invitación, que da título a la novela) para evitar cualquier altercado. Este tenso ambiente es el escenario donde se lleva a cabo la acción de la novela de Banic: sencilla, inteligente, profunda, bien escrita, testimonial de una época poco tratada por nuestra literatura, dígase lo que se diga.

En un momento, un Prefecto, que representa a  mandos mayores, señala al Capitán: “En una profesión como la nuestra la calma permanente es síntoma de anomalidad”. Conciso recurso para reflejar el estado de cosas: vigilancia sistemática, desconfianza permanente, intimidación y violencia a la escala que sea necesario para mantener el control.

El Capitán, un personaje opaco, contradictorio y siniestro, suele tomar el camino de reflexiones de profundo existencialismo; dice por ahí: “Un día el día vendrá sin nosotros”, haciendo referencia a la innombrable y omnipresente Muerte.

Un hálito de misterio oscila en torno a la muerte de uno de los integrantes de la trilogía. ¿Tendrá que ver la acción del poder en ello? ¿O simplemente las causantes son las terribles adversidades que sufre una persona arrastrada al suicidio? El lector deberá dilucidar estos misterios, pero para hacerlo apropiadamente,  debe adentrarse en esta bien urdida novela de Mario Banic.

Esperamos nuevas obras de Mario BAnic, ya sea en la novela donde ha abierto su accionar este texto valioso, como en el cuento, donde ha mostrado talento y perseverancia.La invitación, Mario Banic, novela, 2021, 129 pp