por Eduardo Contreras Villablanca / Letras de Chile. (publicado originalmente en El Mostrador)
El teatro y la literatura del absurdo, como movimiento, han sido situados en las décadas posteriores al fin de la segunda guerra mundial, y se han interpretado como un reflejo del sinsentido y el vacío que deja en Europa ese periodo de irracionalidad y exterminios masivos.
En Espejismo cruel, Juan Colil nos transporta a esos desatinos y disparates en un contexto más reciente y quizás poco conocido en nuestro país, el de las guerras posteriores al desmembramiento de la URSS, específicamente los avatares de la post guerra en la República de Osetia del sur, con las secuelas de odiosidades y revanchas desatadas luego de haber combatido contra Georgia en el año 2008…y con unos coletazos que en este caso se extenderían hasta Chile.
Se trata de la octava novela de Colil, que ha publicado también dos libros de cuentos, con lo que esta sería la décima obra de este escritor, a mi juicio uno de los más destacados en el género negro criollo.
En una trama que inicialmente parece apuntar a la trata de personas, el protagonista, un chileno vividor, supuestamente dentista y cliente frecuente del comercio sexual, conoce a Svetlana, lo que cambiará su vida de forma irreversible. Nos lo dice el propio personaje, luego de invitar a la mujer al conocido restaurante Kaleuche del litoral central, mientras contempla a la dama suroseta en una playa de El Tabo: “Me quedé observándola y me di cuenta que podía quedarme por horas así. Esa visión era como un pasadizo hacia una vida que desconocía. Siempre había estado enredado en asuntos de dinero y personas, ver a Svetlana mojándose los pies y disfrutando del mar me abrió una nueva perspectiva…”
Claro que a esas alturas de la obra, el protagonista no imagina cuán distinta podía ser esa nueva vida. Personajes como Porsiakef y Gregory, desde distintas y contradictorias motivaciones, lo presionan para que entregue a Svetlana o al objeto que ella porta. Entre amenazas reales o hipotéticas de georgianos, suroestas, chechenos y ucranianos, el hombre termina embarcado en una misión en Tsjinval, capital de Osetia del Sur, ciudad a la que arriba tras un enrevesado periplo vía París, Belgrado, Sofía, y otras capitales de Europa del Este. Allí adopta la fachada de participante en el Congreso de Especialistas en Apicectomía del Cáucaso.
Los despropósitos continúan en la destruida Tsjinval, con el protagonista ahora acompañado por Grodskiev, un traductor contratado para el Congreso, amante de la literatura, en particular de la hispanoamericana. Las buenas intenciones del intérprete no bastan para evitar la desmedida tendencia del protagonista a meterse en problemas.
El título de la novela alude a una canción de Nino García, que puede resumir la fugaz ilusión del personaje con Svetlana, y la convulsa y violenta realidad que debe enfrentar luego de conocerla. Una metáfora del desencanto y las frustraciones del protagonista, y también de algunos otros personajes, como el propio Grodskiev y sus familiares, que también experimentan su propio espejismo con la llegada a Tsjinval del supuesto odontólogo.
Con una prosa limpia y fluida, la lectura arrastra hacia territorios y escenarios probablemente desconocidos para lectoras y lectores de nuestro país, pero con historias que muestran pulsiones, afanes y motivos comunes de la condición humana, con sus grandezas y sus miserias.
ESPEJISMO CRUEL Juan Colil. 2021. Editorial Los Perros Románticos. 137páginas.
Es asombroso descubrir cómo se articulan las ideas y pasiones en torno a la poesía habiendo tanta distancia geográfica -nunca…