Reseña

Letras de Chile da a conocer a socios y lectores la reseña escrita por María Eugenia Góngora sobre Décimas de doña Inés Valenzuela, de Inés Valenzuela Arancibia Ilustraciones de Alejandro Mono González. Santiago: Liberalia 2020, 86 p.

Dicha reseña fue publicada en la Revista Chilena de Literatura N° 103, mayo de 2021.

RESEÑA

En esta edición de las Décimas encontramos una selección de los versos publicados por Inés Valenzuela (Constitución, 1925) en los periódicos Democracia y El Siglo, bajo el nombre de Marcelina Oviedo, entre los años 1952 y 1953. Su autora publicó también otras composiciones bajo el nombre de Cristobalina Salgado, “poetisa popular de Coihueco”, y una de ellas está también publicada en esta antología.

Inés Valenzuela Arancibia trabajó, siendo aún muy niña, en la Biblioteca Nacional; fue escritora y periodista colegiada, libretista de programas radiales que abordaban los temas sociales de su época. Amiga de escritores e intelectuales y, en particular, del poeta Juvencio Valle y del escritor Diego Muñoz, quien después fuera su marido, Inés Valenzuela fue también integrante de la Alianza de Intelectuales y presidió posteriormente la Sociedad de Escritores de Chile entre los años 1995 y 1997.

Junto a Diego Muñoz realizó un importantísimo trabajo de recopilación, reconocimiento y publicación de la poesía popular chilena, en diálogo permanente con los poetas y artistas populares de mediados del siglo XX. Esta poesía, heredera en buena medida de la poesía española tradicional, surgió con características propias en toda América en la voz de los cantores y poetas de décimas, romances y corridos, como sucedió también en México y en Brasil.

Desde los primeros esfuerzos de recopilación y reconocimiento de esta poesía, con Rodolfo Lenz y Julio Vicuña Cifuentes en Chile, numerosos estudiosos más recientes han puesto el acento en el valor de esta poesía publicada por sus propios autores, ‘los populares’ del siglo XIX, como “Hojas de Versos” y más conocidos como “Lira Popular”. Al menos desde 1860 y en relación con la Guerra con España, surgieron notables poetas como Bernardino Guajardo, Rosa Araneda, Daniel Meneses, Nicasio García y, ya en el siglo XX, Abraham Jesús Brito, Raimundo Navarro, Lázaro Salgado y Camilo Rojas, entre otros. Ellos utilizaron de manera preferente la décima para poetizar sus relatos de fenómenos prodigiosos, crímenes y fusilamientos, para comentar los dichos y hechos de los protagonistas de la política de su época y también para celebrar fechas importantes del ciclo litúrgico cristiano o de la vida republicana.

Sobre esta poesía, que fue calificada por algunos como ‘vulgar’ o ‘común’, quisieron Inés Valenzuela y Diego Muñoz atraer la atención y garantizar su conocimiento y difusión amplia a través de la publicación de una nueva “Lira Popular” en algunos de los periódicos de mediados del siglo XX, Noticias Gráficas, Democracia y El Siglo.

En este contexto publicó Inés Valenzuela sus propias décimas, bajo el nombre de Marcelina Oviedo, en torno a los temas sociales y propios de la coyuntura política de los primeros años de la década de 1950. Fue en 1953 que se creó la Sociedad de Poetas Populares de Chile y en abril de 1954 se celebró en la Casa Central de la Universidad de Chile y con el apoyo del Rector Juan Gómez Millas el Primer Congreso Nacional de Payadores y Cantores Populares de Chile. Junto a Inés Valenzuela y Diego Muñoz, la poeta Águeda Zamorano trabajó asimismo en estas iniciativas.

Siguiendo la tradición del comentario político, tan importante a fines del siglo XIX como a principios del XX, Inés Valenzuela escribirá sobre las elecciones presidenciales de 1952, a las cuales se presentó Salvador Allende como candidato; el regreso de Pablo Neruda a Chile, durante ese mismo año o la reunión del Primer Congreso Nacional Mapuche en 1953, en la ciudad de Temuco. Publicó asimismo varias décimas relacionadas con la vida de los campesinos, sus conflictos y su pobreza en el régimen del inquilinaje.

Es interesante hacer notar que la poeta conoce y se atiene con fidelidad a la disciplina de la décima llamada ‘espinela’, atribuida al poeta andaluz Vicente Espinel (1550-1624). Se trata, como sabemos, de una estrofa de diez versos octosílabos con una pausa obligatoria entre el cuarto y quinto verso; el esquema de rimas es abba accddc.

Inés Valenzuela juega en su poesía con libertad en el uso del lenguaje y al mismo tiempo con conocimiento las fórmulas de la poesía tradicional, utilizando muy oportunamente las marcas del lenguaje oral y coloquial campesino, apartándose así ocasionalmente de la norma culta. Mencionaremos aquí algunos de los versos que consideramos representativos de la diversidad de los temas y del lenguaje de Inés Valenzuela, una poeta letrada que se acercó a la poesía popular chilena, siguiendo en ese sentido una antigua tradición de la poesía española: la cercanía de los poetas letrados con las voces populares. Esta cercanía aparece muy tempranamente, como se sabe, y está ya presente en la poesía andalusí, así como en las canciones galaico-portuguesas, catalanas y castellanas de la Edad Media.

Estas son las décimas iniciales de tres de los poemas que hemos seleccionado de esta muestra:

“Jamás se vio carestía/ como la que agora vemos, /sabe el diablo lo que haremos/, todo se vuelve subía;// espanta la picardía/ de los especuladores/ acaparan sin temores/ y en seguida alzan los precios/ actúan con gran desprecio, /sintiéndose emperadores.” (“Nuestro porvenir depende de que el 4 triunfe Allende” (Marcelina Oviedo, en Democracia, 1 de junio de 1952, p. 17)

“Siendo niña conocí/cómo es la vida del campo, /por eso lo que aquí estampo/ es lo que yo mesma vi;/ mucha miseria hay allí/ a pesar que el campesino/ tiene por solo destino/ de sol a sol trabajar, / siempre hambre y frío pasar/ sea peón, sea inquilino”. (Marcelina Oviedo, “El Campesino”, en Democracia, 2 de agosto de 1952, p.21)

“El país se halla enlutado/ por la muerte de once obreros/ todos ellos perecieron/ por la falta de cuidado;// la improvisación ha costado/muchas vidas proletarias/ empresas reaccionarias/ que jamás se preocuparon/de los que les trabajaron/ para hacerlas millonarias” (Marcelina Oviedo, “El derrumbe de la Caja de Ahorros, Catástrofe Nacional”, en Democracia, 4 de octubre de 1952)

“Un Congreso Nacional/ celebrarán los mapuches/ y lo digo pa que escuchen/ presidirá Painemal:// nunca antes hubo otro igual/ este es el primer congreso/ será en Temuco el suceso/ y allí se reunirán/ pa poner atajo al mal/ y acabar con los excesos” (Marcelina Oviedo “Por el Primer Congreso Nacional Mapuche” en El Siglo, 14 de noviembre de 1953)

Estas primeras estrofas nos invitan a conocer y a emocionarnos con los sucesos de todo orden que se nos relatan, y a identificarnos con los intereses y opiniones políticas de su autora. Nos recuerdan así la larga tradición de la poesía dirigida a un público amplio, y relacionada desde siempre a lo que podríamos llamar la ‘prensa popular’, con su carga dramática, indesmentible y característica. Los estudios sobre la llamada Literatura de Cordel en España y en Brasil, así como sobre los corridos mexicanos, muestran que así como muchos romances castellanos fueron escritos ‘noticiosos’ desde finales de la Edad Media, y muy difundidos gracias a la naciente imprenta, así también la poesía popular en América compartió muchas veces con la prensa los mismos intereses, como lo reflejaron los titulares de las “Hojas de Verso” y de los periódicos de la época.

Por otra parte, la lectura de las décimas recogidas en esta publicación nos sorprende una y otra vez, puesto que los sentimientos expresados por Inés Valenzuela al asumir la voz de una poeta popular, así como las realidades del abuso y de la inequidad de la sociedad a las que alude, pareciera que no han dejado de estar presentes en nuestra sociedad. Así también, las esperanzas en tiempos más justos se expresan una y otra vez en estos poemas de “Marcelina Oviedo”, con la perseverancia y la certeza de la justicia de sus convicciones.

Esta publicación culmina con las Décimas que otro poeta, Jorge Lillo, le dedica a Inés Valenzuela; es su biografía poetizada siguiendo el arte de ‘los populares’, como se denominaban a sí mismos los poetas del siglo XIX. De estas décimas citaremos aquí la primera y las dos últimas, que dan cuenta de la creación de Inés Valenzuela, de sus escritos y de su legado, expresada en su poesía popular.
“Ciudad de Constitución,/ corre el año veinticinco/ hay movidas de milicos/ y nueva Constitución,// En medio ‘e la conmoción/ es que nace doña Inés,/ qu’es Valenzuela Arancibia,/ La situación no se alivia,/ pero ella sale de pie.”
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“También hizo -autobiográfica-/ su novela “El mundo que/ tía Paty dejó”. Es/ de campesina temática, // mostrando de forma empática/ ese mundo en retirada. / Por la crítica elogiada, / prologada por Neruda, / a nadie le caben dudas/ que ella es pluma consagrada.”

“Este libro decimero, / lo que ella escribió contiene;/ circuló en diarios y andenes, / ardiendo en el mundo obrero. // Fustigando al embustero, / animando al campesino/ a construir un camino/ pa que vayamos andando. / Aún va su voz llamando/ al que yace sin destino” (“Biografía de Doña Inés Valenzuela”, por Jorge Lillo, p. 79-83)