por Eduardo Contreras Villablanca

22 de abril de 2020

Querido Poli:

Aquí estamos en las vísperas del que habría sido tu cumpleaños ochenta y cuatro. Si estuvieras acá físicamente (porque de todas las otras formas siempre estás), probablemente con esa risa tuya como de charro en la cantina, te habrías reído de tu propia broma sobre ese hipotético epitafio en tu sepulcro, el que tanto te divertía: “Aquí yace un hombre que quiso vivir cien años… y no lo logró”.

No dejamos de recordarte en este día y el resto del año. ¿Cómo estarías enfrentando estos tiempos que nos tocó vivir? Te sorprenderías, y quizás detestarías esta nueva forma de vida a la que nos hemos tenido que ir acostumbrando. Por ejemplo: conversamos recién hace un rato sobre tu cumpleaños con Diego Muñoz y otros queridos colegas, en una “reunión virtual vía Zoom”, de Letras de Chile. ¿Cómo te sonaría eso? ¿Qué opinarías de estas reuniones a distancia? Por tu amor a la literatura, quizás a regañadientes, y con algún que otro error en las primeras sesiones, habrías entrado en esa tecnología, con tal de que el taller siguiera funcionando.

Más allá de esa plataforma de comunicación, que nos ha hecho algo menos duro el aislamiento, seguro que te costaría mucho adaptarte. Imagínate, nosotros que contra las costumbres de estas latitudes, siempre nos saludamos con un cariñoso beso en las mejillas… Pero así está la cosa. Esos futuros distópicos, de los textos de ciencia ficción que tendían a salir cada cierto tiempo en tu taller (y que no eran de todo tu agrado), lamentablemente se han ido volviendo realidad. Vivimos una pandemia que amenaza con ser peor que la gripe española de 1918, justo cuando las decisiones importantes en Chile, están en manos del que probablemente sea el gobierno más malo que hayamos tenido desde el término de la dictadura.

Sí, pensarías que te mentimos cuando te tuviéramos que contar que Piñera resultó electo por segunda vez, en las elecciones efectuadas tres meses después de tu muerte. Pero no creas que todo ha sido tan nefasto, te perdiste el llamado “despertar de Chile”. Aunque plagado de hechos de violencia y con una brutalidad policial no vista desde los tiempos del tirano, tus compatriotas se levantaron en forma contundente, con fuerza, con valentía, para decir que ya basta de las injusticias y los abusos de este sistema que tanto detestabas. Los disconformes con el capitalismo salvaje, resultaron ser muchos más que los quijotes de toda la vida, esos entre los que siempre tú te contaste.

¿Qué más te cuento? Cada tanto nos seguimos viendo con tus amigos de años. Te acabo de mencionar a Diego hace un rato. Con Ramón Díaz Eterovic y otros amigos y amigas de la cofradía del género negro, organizamos el año pasado un encuentro llamado “Careos literarios”, te habría gustado estar. Estuve hace poco, este año 2020, con Juan Camilo Lorca y Nano Rojo, en el relanzamiento de la novela de Rolando (que tú prologaste): “La muerte de la condesa Prokofich”. Nos hemos visto más seguido con Gianfranco Rolleri, acá en Santiago y en Viña, lo pasamos muy bien en esas largas conversas. El año pasado fue bien productivo: Gianfranco terminó una nueva novela que me gustó mucho, ojalá la publique luego. La última novela de Branny es muy entretenida (como escribe el Branny), la presentamos con Roberto Riveros en la SECH. Cecilia y yo lanzamos un nuevo libro policial, escrito a cuatro manos. La frase común cuando me encuentro con cualquiera de tus amigos y amigas en los lanzamientos o en otros encuentros literarios es: “puchas que nos hace falta el Poli”

Un libro que recibió muy buenas críticas fue “Santiago canalla”, compilado y editado por Bartolomé Leal. Ahí de nuevo estuviste presente, un cuento tuyo con Gianfranco entre los personajes, es parte de esa obra. Y Ramón Díaz reparó en que uno de los protagonistas del cuento mío, es igual a ti. No me lo propuse, puede que haya sido mi inconsciente, pero efectivamente así salió, por supuesto, se trata de un personaje de los buenos.

Seguro que de las primeras cosas que preguntarías, sería sobre tu taller. Me produciría un sano orgullo contarte que ha seguido funcionando, ininterrumpidamente, todas las semanas desde tu partida, tomándonos un descanso solamente en los meses de febrero. Hemos publicado dos libros compilatorios de tus “talleristas” en tu homenaje, el primero “El taller de Poli” (el libro que tú habías alcanzado a trabajar), lo lanzamos en la FILSA dos meses después de tu partida. El segundo “¿Están escribiendo?” (con prólogo de Francisco Véjar, otro de tus amigos), lleva por título aquella pregunta que nos hacías cuando te visitábamos en el hospital, lo publicamos el pasado año 2019, la presentación realizada en la SECH estuvo a cargo de dos entrañables amigos tuyos, Sonia González y Diego Muñoz.

Sí Poli, seguimos escribiendo, con esa pasión por las letras que supiste transmitirnos, y nos seguimos reuniendo, aunque de forma virtual, usando esa herramienta que te contaba, y que a lo mejor te habría resultado chúcara. La contingencia de la pandemia, como antes la del “estallido social”, ya se está reflejando en nuestros textos. El taller ha crecido, en este momento somos trece, y no faltan lectores para cada semana. Como puedes ver, tu polinización ha trascendido.

Un abrazo grande en el día de tu cumpleaños, junto a nuestra gratitud, amigo y maestro.