Por Patricia Rivas
Han pasado bastantes años desde que publiqué este libro de microcuentos (2009), y hoy, ocho años después, logro reflexionar del porqué la intensidad de su nombre.
A pesar de que solo escribí diez microficciones sobre la temática de Memoria y Derechos Humanos, gatillados fundamentalmente por mi historia personal al respecto, el título alude a la ilegalidad que me/nos ha hecho sentir, ser hija de un país donde hubo una vulneración generacional en todo ámbito; hacia nuestra sociedad humana.
Así mismo, los microcuentos relatan la ilegitimidad de observar /experimentar situaciones de envergadura social, en proceso de reconstrucción, como la vulnerabilidad femenina, el abuso infantil por parte del clero, el respeto a las diferencias sexuales, la necesaria equidad económica y las relaciones humanas, en diversas escalas. Una gama de elementos, los que son a veces presentados, con el necesario toque de humor.
Sin duda, este libro fue creado para el lector adulto, en el cual, dentro de un lenguaje aparentemente fuerte, se desglosa la poesía del diario vivir. Por ende, tras una previa selección de microcuentos específicos, se puede trabajar /exponer, para alumnas y alumnos de Educación Media, en función al desarrollo de las temáticas señaladas anteriormente; las que acuden a la sensibilidad universal que nos vincula como seres humanos, forjadores de esta gran comunidad que escribimos a diario.
Esta creación literaria es una microinvitación a microidentificarnos entre todas y todos; un granito de arena por la toma de conciencia hacia una mejor sociedad.
Finalmente, puedo decir que este libro obtuvo la Beca de Creación Literaria (2007), del Fondo Nacional del Libro y la Lectura, la cual permitió obtener el financiamiento para su publicación, con Editorial Asterión (2009).
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…