Por Diego Muñoz Valenzuela
La Colección Minitauro de la editorial La Tinta del Silencio tuve oportunidad de conocerla con ocasión del estupendo Segundo Encuentro Iberoamericano de Minificción, efectuado en el marco de la XVII Feria Internacional del Libro del Zócalo en Ciudad de México, en octubre de 2017. De allí me traje un par de ejemplares de esa curiosa colección que se suma con creatividad y belleza a la legión de libros-objeto de microrrelato que se han convertido en uno de los rostros más atractivos del género breve.
Son unas pequeñas agendas magnéticas que encierran un acordeón de papel donde están impresos los microrrelatos; así conforman una plaquette o mini- libro Minitauro. Cada ejemplar contiene una veintena de textos del autor. Ya cuentan con una decena de números de edición muy cuidada, de seguro bastante artesanal por los detalles tan finos. Estos pequeñísimos libros son fáciles de transportar y pueden leerse con rapidez y facilidad.
El número 8 de la colección es del mexicano Gabriel Ramos Zepeda y lleva el título Vivir es arriesgarse (2017). En la obra expuesta en la plaquette, textos necesariamente muy breves por el formato, resaltan las principales armas del autor: una ironía profunda y un humor intensamente negro. Para muestra, tres botones, donde se exhibe la precisión de Ramos Zepeda:
Hartazgo
La piedra estaba cansada de que aquel sujeto se tropezara con ella una y otra vez.
Colección
¿Para qué quieres tanto cuchillo, Jack?
A ti que te respete
– Mamá, mamá, hoy en la escuela Pablo me volvió a pegar.
– Cuando lo veas, enséñale que a ti te tiene que respetar. Dale con todo lo que tengas.
– Sí, mamá, así lo haré– dijo Axel apretando con fuerza el cuchillo que tenía en la mano.
El quinto número de la colección se titula Corpus Cantus (2016, 22 pp) y pertenece a la autora mexicana Azucena Franco. En esta obra expuesta se nos ofrece un repertorio intenso en reflejos y movimientos eróticos, donde la piel y el cuerpo son los protagonistas esenciales, junto con la propia escritura. Azucena escribe con belleza en el mismo límite que une -más que separa- la minificción y la poesía. Los finos textos que siguen -algunos de los consignados en la plaquette- no poseen título:
Pechos restregándose, corazones acelerados, la cama un remolino precipitado. En silencio las figuras cantan, palabras inútiles, no alcanzan a decir que pasa.
*
Manos que aprietan, labios saborean, antípodas trepidantes. Conocen el otro cuerpo mejor que el propio, nada piensan, sólo vuelan.
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Muchachas golondrinas, ensayan el amor entre ellas, cuatro pechos aplastados, una arriba, otra abajo. De la mano caminan por la calle, se gozan en privado.
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Escribo mi cuerpo en el tuyo, por un momento el trazo es pleno. De seguro se torna inseguro, no sabe por dónde va, aunque intuye la siguiente página.
Un especial privilegio contar con estos dos mínimos y bellos ejemplares de esta colección, que pueden ver en:
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…