Juan Pablo Sáez: Operación Réquiem

Por Ramón Díaz Eterovic

Cada vez es más frecuente que narradores chilenos recurran a la forma de la novela negra para construir historias ambientadas en los trasfondos del poder político o que hurgan en las memorias oscuras del pasado, aquellas relacionadas con los torturadores y criminales que dieron sustento a la dictadura y sus bellaquerías. Hasta es posible hablar de una nueva promoción de autores de narrativa crimina, encabezada por autores como Juan Ignacio Colil, Boris Quercia y Miguel del Campo; y compuesta, entre otros, por Juan José Podestá, Ignacio Borel, Julián Avaria, Ignacio Fritz. A esta lista se agrega ahora el periodista Juan Pablo Sáez (1975) con su novela “Operación Réquiem” (Penguin Ramdon House, 2018).

La novela está protagonizada por el periodista Julián Oses quien trabaja en un medio de prensa alternativo mientras se cura las heridas de un matrimonio fracasado y debe preocuparse de los cuidados de una hija de pocos años, a la que sólo ve los fines de semana. Trascurre el año 1993, y el reportaje al asalto de una sucursal bancaria logra captar su interés mientras observa las noticias en la televisión. Tres asaltantes han sido interceptados por la policía a la salida de la sucursal. Dos están muertos, y el tercero, que es una mujer, huye herida. La asaltante es Verónica G., antigua compañera de Oses en la universidad y considerada la líder de un grupo de resistencia que operaba en la dictadura militar y que se dedicaba a operaciones de recuperación, robando en supermercados y otros negocios para luego repartir el botín en distintas poblaciones marginales.

Oses, con la anuencia de su jefe, el periodista Fábrega, inicia una investigación destinada a dar con el paradero de la mujer. A partir de sus contactos universitarios logra relacionarse con posibles colaboradores de Verónica: un exprofesor de fotografía de apellido Mujica y la posible pareja de Verónica, un tal Sebastián. Las pesquisas lo llevan a moverse por los espacios de una ciudad maltratada por el paso del tiempo: barrios de calles asoleadas, librerías de viejo, bares desolados y paisajes urbanos de una ciudad maltratada. Pero Oses no es el único que va tras los pasos de la asaltante. También lo hace la policía y antiguos miembros de los servicios de inteligencia militar de la dictadura. Oses consigue acercarse a Verónica, pero las cosas no le resultan bien. Es detenido y llevado a una cárcel clandestina donde es obligado a confesar lo que sabe sobre la asaltante. Seis años más tarde, la historia tiene una segunda vuelta, y pese a sus temores y a la mala experiencia anterior, Oses retoma las pistas que podrían llevarlo a dar con Verónica G., de la que sabe es hija de un ex general del Ejército y que participó en el secuestro de otro uniformado, amigo de su padre. La historia se complica y llega a una resolución tan inesperada como turbia, en la que el llamado “honor militar” y la “imagen” de un uniformado de alto rango juegan un rol importante.

Uno de los méritos de esta novela de Juan Pablo Sáez es la recreación de un mundo clandestino en el que conviven antiguos resistentes a la dictadura con sicarios y viejos agentes que mantienen sus redes de vínculos e información. Se respira el ambiente de los primeros años de la transición, los acuerdos entre civiles y militares, las traiciones entre viejos camaradas, el boinazo y los cheques del hijo de Pinochet, el temor y la desconfianza deslizándose por las calles. La novela está bien estructurada en capítulos breves que van armando la intriga y generando interés en el desarrollo de la trama. La narrativa de Sáez es de trazos rápidos, tanto en sus descripciones como en sus diálogos, lo que hace que la novela fluya con facilidad e interés. El desenlace roza lo increíble, pero finalmente se sostiene por las características enfermizas y demenciales de los criminales. Oses, el protagonista, es un personaje atrapado en la red de sus culpas y del miedo que lo sigue desde el pasado. Quiere renunciar a su trabajo de periodista, pero al mismo tiempo sabe que está comprometido con su oficio y que “el único fin de su labor es develar la miseria humana, desde la más grande a la más pequeña”. En definitiva, Sáez hace un buen aporte a la narrativa criminal chilena con una entretenida y bien urdida novela que explora con acierto en las inagotables sombras de la dictadura.