La poeta, y socia de Letras de Chile, Astrid Fugellie Gezan fue recibida como académica integrante de la Academia Chilena de la Lengua, por Santiago, en una ceremonia encabezada por el director de la institución, Alfredo Matus Olivier, y que contó con el discurso del poeta y académico Juan Antonio Massone.

Al acto, desarrollado en el Instituto de Chile, asistieron la embajadora de Croacia, Nives Malenica; el secretario de la Embajada de España, Gonzalo Vega; el subdirector de la Biblioteca Nacional, Pedro Pablo Zegers, académicos de la lengua, escritores, además de familiares y amigos de Astrid.

En el discurso de bienvenida, el poeta y académico de lengua Juan Antonio Massone describió los méritos literarios de Astrid Fugellie, que la hicieron merecedora del nombramiento, resaltando el rol de la poeta en abordar el tema de la infancia (motivado por la profesión de Astrid, Educadora de Párvulos, y el valor que ha otorgado a su maternidad).

Asimismo, analizó la obra poética, haciendo énfasis en el interesante cruce entre los ámbitos cotidianos y cósmicos en sus versos, el empleo de cantos en sus libros (tal como lo hicieran Pedro Prado, Pablo De Rokha y Humberto Díaz Casanueva) y el desarrollo de la historia social enrevesada en sus poemas, como testimonio de la memoria colectiva, entre otras virtudes.

Massone culminó su discurso con la frase, dirigida a Astrid: “Bienvenida al obrerismo de la palabra”.

A continuación, el director de la Academia Chilena de la Lengua, Alfredo Matus Olivier, entregó un diploma, por el nombramiento, a la nueva académica de la lengua, y la medalla del centenario de la institución. Luego, la invitó a sentarse a su derecha, en la mesa en que se ubicó el directorio, para oficializar su incorporación.

En su discurso, Astrid Fugellie agradeció a la Academia Chilena de la Lengua y a Juan Antonio Massone. Asimismo, realizó una definición de su concepto de poesía, (citando para ello a Bertolt Brecht, Nicanor Parra y Harold Bloom), aseverando que constituye su trinchera y refugio.

Además, resaltó la importancia de su natal región de Magallanes en su obra poética, asegurando que moldeó su estética. Relató el episodio de su primera creación poética, una noche en la estancia de su padre, y la composición que escribió, siendo una adolescente, a raíz de la exposición fotográfica “Rostro de Chile” y que luego ganó un certamen literario escolar de nivel nacional. A partir de este hecho, la Municipalidad de Punta Arenas patrocinó su primer libro de poemas.

La escritora reconoció entre sus influencias a Gabriela Mistral, T.S. Eliot, Ezra Pound, César Vallejo, Samuel Beckett y, a su maestro de taller y mentor, el poeta chileno Miguel Arteche. Astrid recordó su acercamiento a la Academia con el premio, en 1989, otorgado por la institución al libro “Los Círculos”, y su relación con otros insignes académicos, tales como Roque Esteban Scarpa, Oreste Plath, Alfredo Matus Olivier y Ernesto Livacic, entre otros.