Por Miguel Vera Superbi

Misteriosamente, a los que participamos en la organización, a todos los autores y moderadores (mucha gente en total), se nos pasó por alto que el próximo miércoles 1 de noviembre es feriado y ese día teníamos programada una sesión de lecturas.

Resulta increíble que las mentes se auto soportan en los errores (este es un caso inocente y remediable ¿no?, hay otros), pero lo importante es lo que pasó al final: en esta quinta jornada participaron cuatro exponentes de estos géneros y no tres como era la norma, cumpliendo así con el plan de trabajo.

Queda sólo la jornada del miércoles 8 de noviembre y, como todas, en el excelente salón de eventos del Instituto Cultural del BancoEstado. Una vez más nuestra gratitud con su director José Miguel Muñoz Leyton, que nos ha permitido realizar este Ciclo.

Los cuatro autores fueron moderados por el escritor Marcos Fabián Cortez, miembro de Letras de Chile.

Antes de comentar los trabajos de cada uno, me gustaría hacer notar que en estas categorías literarias existen los ‘seguidores’ de autores y de cada género también, lo cual no es tan común en otros. Forman un “movimiento” (reconocido por muchos) aunque quizás no organizado como tal. En cada reunión se observa mucho interés, nunca decae la asistencia, se generan muchas preguntas con entusiasmo antes, en los plenarios y al terminar.

Asisten como oyentes activos escritoras y escritores, estudiantes de literatura e interesados en estas comarcas que abren otra visión de lo humano, por vía de ir más allá en atmósferas, lenguajes y códigos, personalidades que quizás en la literatura convencional no sea posible crear.

Estos géneros otorgan libertades únicas, pero… es bien difícil hacerlo, hay que ser valiente para escribir sobre todo Ciencia Ficción hoy en día, ¿por qué? bueno, resulta obvio que los cambios de paisaje actuales son cotidianos; lo que parece ciencia ficción deja de serlo en poco tiempo y se hace realidad.

Durante los siglos de la Colonia en Chile, por ejemplo, las únicas novedades que llegaban en los galeones eran los diseños de las telas para hacer las mismas ropas, esto por siglos: nada nuevo, excepto algún libro que se les pasaba a los agentes de la Inquisición y venía escondido en el arcón de algún navegante intrépido y desobediente.

El tema de los teléfonos inteligentes, esa gente que va hablando sola por ahí, los autos eléctricos autónomos, una rápida operación quirúrgica con láser y cuántas cosas más, a modo de ejemplos. El paisaje cambia y sabemos que recién está comenzando la era del “cambio exponencial”, es decir, el ambiente se modificará aceleradamente; la Ley de Moore ya no rige. Unos pocos ejemplos:

  1. Hace pocas horas, en Arabia Saudita le otorgaron la nacionalidad a un androide: “La nación árabe se convirtió el miércoles en el primer estado en otorgar la ciudadanía a un robot”.

Aquí se escucha a “la mujer androide” agradeciendo el gesto: presione aquí

       2. Un software de Inteligencia Artificial creó por si solo una canción “tipo Beatles”. Se puede escuchar presionando aquí 

       3. Crean primeros embriones híbridos entre humanos y cerdos (¿oinc?)

Dauno Tótoro es licenciado en Historia, escritor, guionista de cine y TV, cineasta y periodista. Recibió el importante Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí. Tiene numerosas publicaciones entre periodismo de investigación, ensayos, cuentos y novelas.

Se puede ver una relación completa de sus trabajos en daunototoro.blogspot.cl

Su nutrida actividad le facilita, como a la mayoría de las escritoras y escritores, crear ambientes, personajes e historias. Se enfocó en su nuevo libro, leyendo extractos de la novela “Gemelo de sí mismo”. Hay una buena crónica de ella en el diario El Mostrador: El futuro post apocalíptico de «Gemelo de sí mismo»

El libro es una secuencia sicótica, señala, aunque su primera novela fue lineal. En la segunda y tercera novelas pudo hacer un trenzado con los tiempos, pero aún muy cuidado y planificado. En “Gemelo de sí mismo” el origen son imágenes que van apareciendo y él las va escribiendo tal como aparecen, hay dos personajes que resultan ser el mismo y así, perdiendo el contacto con lo real, maneja dimensiones en paralelo dejándose llevar por ellas.

Se motiva a esta dirección literaria a partir de cosas muy extrañas que acontecen en su familia: nos comentó que un abuelo tiene tres certificados de defunción totalmente distintos y otras anécdotas muy curiosas. Así, la vida resulta también muy extraña y digna de escribirse desde otra plataforma.

Nos habla de una serie de extraños códigos grabados en el caparazón de una tortuga… sin duda, hay que leer a Dauno Tótoro o quedaremos condenados a permanecer fijos a este plano de la realidad (ya que este no nos muestra nada con claridad, es turbio).

León de Montecristo es abogado de profesión y ya tiene tres novelas a su haber. Dice que cada libro le ha tomado años de preparación, no es de los que escribe y publica. (Recordamos ese consejo de Cortázar hablando de sus amigos escritores). Lo de Montecristo viene de niño, con una imaginación alocada, escribiendo y contando historias a sus cercanos. Lo Fantástico se mete en su cabeza con libros de Tolkien, C. S. Lewis, T. Williams y H. P. Lovecraft aporta los elementos ‘oscuros’. Según la crítica, ha ido desde la ambientación excesivamente detallada, a la acción directa como en el caso de la novela que nos mostró “Intra Terrestre”. Las cosas pasan de inmediato, nada de floritura ni trazos de pinturas y velos. Directo y con las claves a la mano. Lo importante a esta altura es la historia contada. En la web hay varias referencias a esta obra; elegimos la página “la Guioteca”:

«Intraterrestre»: La sorprendente nueva novela de León de Montecristo

Científicos encuentran al que denominan Homo Ignotus, como acuerdo entre antropólogos y paleontólogos, unos restos que suponen un ser similar a los humanos, pero con plumas y menos dedos en las extremidades. Está ambientado en la Alemania del siglo 19, en una época de grandes descubrimientos. Los datos, las claves y las definiciones las va dando mediante los diálogos; la idea es facilitar y no complicar al lector. Su misión es desenmadejar lo fantástico dándole credibilidad y coherencia.

Claudia García Mendoza. Es Ingeniera agrónoma, intentó ser piloto de guerra en la FACH, es sicóloga clínica y escritora. No le gusta escribir en forma lineal y su mayor esfuerzo –comenta- es dar verosimilitud a sus relatos. No “se le va una” en este sentido y estudia acuciosamente antes de acometer un texto. Al igual que León de Montecristo, su trabajo le toma años de estudio puliendo detalles; es el “conflicto”, la tensión lo que define la estructura, siempre respaldada por la lógica.

Su trabajo, nos decía, es llevar lo conspirativo (las cosas no son como se ven), a la estructura de la ciencia ficción. Nos controlan con la religión, con la misma ciencia, con la tecnología, hay que rebelarse. Se aprende por Justificación y no por Experimentación, una frase para el bronce, muy acertada y orientadora.

En su línea argumental cada personaje aporta su propia cuota de misterios y la sumatoria va dando cuerpo a “La confederación”: hay una regresión practicada en una clínica sicológica, la búsqueda y descubrimiento de una antiquísima copia del Génesis y otros libros de la incendiada Biblioteca de Alejandría, escondidos en un palmo de la Arabia Saudita de estos tiempos.

En fin, hay una profusión de escenas, personajes y lugares mágicos, pero realistas al mismo tiempo y que no dan tregua. Lamentablemente, en un cuarto de hora no se alcanzó a captar toda la extensión de su acervo como escritora de ciencia ficción, pero no quedaron dudas: hay que leer a Claudia García Mendoza.

Alejandro Salazar d’ Alessandri. Tiene un diploma en Edición, es cineasta y en esta condición ha debido cruzar varias veces la decepción para abrirse camino en el arte: un par de películas que realizó “y que nadie vio” por falta de financiamiento para su difusión, una productora quebrada por la estafa de su abogado, los continuos mensajes de su entorno de “mejor no hacer nada, ya está todo hecho, vas a fracasar”.

Finalmente, a Alejandro le está sonriendo la vida, por cuanto su trabajo de escritor de género Fantástico le está reportando recompensa. Tiene sus ‘fans’ que lo acompañan y siguen su producción literaria. “Escribo lo que a mí me gustaría leer”, explica.

Dice Alejandro que gusta de escribir en este género, porque se siente más cómodo imaginando que está viviendo en otro sitio; es su fórmula para desarrollar sus extensos libros. Leyó un extracto de su trilogía “Crónicas de Équilas”, con una prodigalidad de detalles para cada cosa del paisaje y personajes del mundo que crea.

Hemos visto que este estilo es bien acogido por la juventud, que gusta de esa enumeración. La fórmula de “el titánico esfuerzo de los buenos, más espadas y cristales u otros enseres mágicos derrota al final a los malos”, goza de buena salud.