or Guillermo Mondaca
Oscuro y hermoso como el párpado de una yegua donde ver.
Atravesado de señales que se juntan en un solo punto profundo.
Un rosal repleto de ríos llenos,
salones para entrar y salir de la corriente.
Como no llevaba monedas ni riquezas, ensayé
el movimiento de un apoyo sobre las aguas: el que danza
con un tobillo en la tierra y otro en el aire.
Dijeron, los que llevaban el rostro cubierto con trapos grasientos:
“Del útero venimos, a él regresamos”.
Tú buscabas habitarme, apoyarte en humo,
Todavía en ciernes.
Subían contigo peces de polvo lento,
Estatuas de carne con el corazón horadado.
Sabes que no eres tú mismo.
Pero no te parece ajeno buscar cada vez más en lo diminuto, en lo ínfimo.
Hablas con suavidad con objetos que no preguntan por tu nombre.
No despiertas a los que duermen.
Añoras por un momento el hogar que se incendia,
y luego desapareces, cuando aquello en ti también desaparece
y la ola se cierra su anillo.
Guillermo Mondaca (Coquimbo, 1991). Licenciado en Letras y Ciencias del Lenguaje con mención en Investigación por la Universidad Finis Terrae. Ha publicado Nocturna (Santiago de Chile: Fuga, 2014). Ha sido becario de la Academia de escritores de Lo Prado (Santiago de Chile 2014-015) y de la Fundación Pablo Neruda, La Sebastiana (Valparaíso 2015).
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…