Por Juan Cameron
Durante largo tiempo guardé el libro de Felipe Poblete en la biblioteca. Le había echado una primera mirada y lo dejé allí, entre montones de libros pendientes. Tal vez la aridez de su título -Negro- no invitaba a su lectura. Sólo al comenzar este trabajo, al ordenar las listas de poetas, le dediqué mayor atención. Y me sorprendí al encontrarme ante una elegía, de aquellas quizás no leídas desde mis primeros años. Carente del dramatismo inmediato de esos textos de la infancia, el Margarita de Rubén Darío o el Ofertorio de Amado Nervo, me llevó un par de lecturas el pulsar su nota de intensa y contenida emotividad.
En ese camino sospeché o percibí un proyecto de discurso general, muy de esta época, para desarrollar el tema. Aun así, en ciertos fragmentos existen imágenes que restallan y rompen la aparente frialdad de su tratamiento. El negro es la ausencia de luz y la luz se representa a través de sus colores. Se fue a negro, afirmamos ante la imagen desaparecida en la pantalla o ante la pérdida de la conciencia, el blackout. Dice el poeta «negro fue el momento de la noticia:/ tu muerte, sin palabra/ negro, fue negro». Y a la página siguiente se permite dos versos de antología. «Los colores se van como los pájaros» anuncia y de inmediato atrae las más fuertes connotaciones de abandono, la figura de las migraciones, del espanto, del atardecer y el frío; y luego ese terrible dictamen vallejiano del «rompiéndote los huesos con los huesos», definitivo en cualquier sentido posible.
La dama en cuestión ha muerto a los 21 años de edad. Era estudiante de traducción, me entero al leer la presentación hecha por Sergio Muñoz Arriagada. Sin conceder a la realidad intento interferir sólo en el registro. A ese «incendio que canta», que es la muerte, el poeta lo describe textualmente: «ya no posees lenguas/ te quiebras los párpados, no respiras/eres sin nombre entre nuestras palabras/ te has desprendido toda/ como cenizas: descendiste nueva». Ante la nada no hay palabras. De otra forma se podría responder a Jean Tardieu cuando pregunta sobre cómo describir la ausencia.
Sin duda Negro es uno de los mayores poemas elegíacos registrados en las generaciones más recientes en Chile. Tanto sus citas como una intertextualidad enfocada hacia grandes representantes de este oficio indican la presencia de un autor informado y amante de la poesía; al tiempo que auspician un camino generoso a su escritura y proporciona una mirada más optimista respecto a las nuevas promociones y a la poesía en general.
Felipe Eugenio Poblete Rivera (Viña del Mar, 1986) es Licenciado en Arte por la UCV, y Magíster en Historia del Arte por la Universidad Adolfo Ibáñez. Es autor de Negro (2013) y figura en la antología Entrada en Materia/ 17 poetas jóvenes chilenos, de Ismael Gavilán, Altazor, 2014.
ESTÁ EN LA BIBLIOTECA NACIONAL.