Eduardo EscalantePor Eduardo Escalante

Emoción

 

Disputo mi posición

contra el oleaje 

de su bolso.

 

Vale la pena,

sólo por la emoción

de transportar mi afecto a sus gestos.

 

Lo mío un regalo,

un ser sin envolver,

nuevos afectos para su diccionario de intimidad.

 

Ella se agita para mi alivio,

fue sólo un retraso,

el giro de una mariposa.

 

Demasiado aficionado a la destreza,

mis dedos revolotean

por los límites de su cara.

 

Su boca,

me cerco a,

las bisagras se estremecen.

 

La visitante

 

mientras se va en su carro alado

en búsqueda de un sueño,

llega la picadura de la soledad,

ese bocado seco, visitante soberbia

que llega cuando uno va a dormir.

Hace más difícil el empedrado.

Vende escenas ficticias y adorna

los lamentos. No deja fragancia intacta.

Hace trama fácil de todo, se apodera incluso

de lo que empieza a nacer.

Uno que es su propio camino

puede perder el norte y confundir el sur.

Hay que bombear el veneno

de esa mala serpiente. Tañer

la campana para que todos los pájaros

y paisajes, amanezcan. Salvo

que ocupados pensemos que no tiene pasaporte.

De todos modos, después de setenta veranos

alguna mirada de desdén al fin se aprende

porque es visitante asidua.

 

Ese otro Valparaíso

las escalinatas
se llenan
del fragor del amor
bocas se deleitan
la niebla
encubre sus besos
puertas
dejan entrever murmullos
nadie es inoportuno
la mujer en bata de levantarse
cierra la puerta
con recuerdos a cuesta
las ropas que cuelgan
aplauden
la luna llena
presta su periscopio
quieren ir
más allá del instante
avión de papel
viaja raudo
con noticias
para todo el universo
no basta
declaración en esa
escalinata
hay dos que se aman
a lo lejos
otros jóvenes
se instalan
en otra escalinata

 

Al Cristo de San Juan de la Cruz de Salvador Dalí

Hay días en los que es más urgente despertar
Cuando tocados por el pánico,
la oscuridad se derrama sobre nosotros.
Hoy mis pupilas han quedado 
alertadas por la gracia de tu sueño.
A su umbral me acerco.
Es una hendidura en la tela
Para que cada uno sea.
Quien lo pintó incluso su iris se inclinó
al ver su propia obra,
la inmensidad de cada detalle 
y su todo
que tanto no necesita.

No viene con línea de horizonte
Ni con barra de significación.
Sí, un sentido de efectos encadenados
y esparcidos en la tela.

Ondas gravitacionales,
traen paisaje que es el universo mismo 
a partir del átomo que lo define.
La luz viene desde no podemos ver,
desde donde naufraga la oscuridad.

Con certidumbre, sabía lo que tenía que decir,
derrotó a la antigua geometría.
Einstein fue su amigo y la alianza 
nos brindó, el Uno y su Trinidad.

No improvisó el alma de las cosas
Tempranamente
tenía tatuada la Cruz de Cristo
en sus ojos.
Vio lo que faltaba, lo que sobraba y 
pintó lo que no se ve.
Y todo sin capricho ni extravagancia.
Abrió la cerradura del misterio
y con sus ojos mordió con dientes
afilados cada fragmento

En el tiempo de la bahía,
está el bote de pescadores
que no dicen Amén.
Si miraran hacia arriba
Sentirían lo que hay que sentir
de dolor, de protección, de serenidad.
Es un lavado de Gloria.

Ató en un ramo
el abajo, la cruz flotando debajo de Cristo, y el más allá.
El rostro no ha quedado en el camino,
es el Antiguo Testamento judío que habla

Relámpago visual
de una divinidad desbordante de humanidad.
Donde hay agonía apaciguada,
crece la doctrina amable
para el que sufre ahora.

Tela queda sin penumbra, 
sin clavos, sin corona de espinas 
con dolor pleno de hospitalidad
No predice oscuridades
Líneas hablan de refugio
luminoso, uniendo 
encarnación y resurrección.

¿Es el fin cercano?
¿Es el comienzo cercano?

¿Ante tanta oscuridad, 
levantaremos la mirada para ver la luz?

 

Las cosas pequeñas

todo transcurre

en pequeños detalles,

parece como si la vida

alertara que

solamente fuera eso.

tanto pequeño detalle

desperdiciado.

en la otra vereda

la fiesta

de momentos

famosos que grita

sus glorias.

No mostrar

si no hay flores

en el jardín

o

si se inclina labor humana

que ofrece luz.

eso uno

lo aprende

cuando la columna vertebral

se divorcia de la cintura

o cuando las maneras

irrefutables se vienen abajo.

 

Conspiración singular

hoy
emprendí 
un camino
llevo el silencio
de la alegría
mis ojos
muerden los árboles
con mis pies
escucho
lo que dicen
los insectos
y lo que no dicen
con mis dedos
escucho el baile
de las flores
y el respirar
de los pájaros
no me preocupa
si el pie izquierdo
va delante
o atrás
ninguno sabe el camino
en mi olfato
llevo guardada
la ruta
que recuerda
el lugar
donde voy
allí
esperas
con tu aroma
de siempre
una voz
se hace dos voces
caminaremos
las cosas
que vayan
apareciendo
y diremos
como se 
nos presentan
aunque sea
nuestra singular
conspiración

 

El mundo cambió, ¿tanto?

 

Todos esos días, dejando la casa, ir a la escuela,
para saber si iba a llover
todos se suben al nuevo tren, pero algunos al equivocado
uno se pregunta, ¿qué pudo haber ocurrido que la memoria se borró?
pero bien, ¿qué importa? En cualquier momento, un nuevo agujero negro

Más allá de cualquier cosa, esa cara de sorpresa,
¿podemos no tomar en cuenta el mundo actual?

Profesor, el universo se está portando de manera sospechosa.

Hija, ¿por qué lloras?
Hijo, ¿por qué estás preocupado?
Día tras día saliendo por la puerta no sabiendo qué va a pasar
Día tras día que llega del trabajo cuando los niños duermen

Viejo, ¿recuerdas cuando todos almorzábamos juntos?

avísame por celular si peleaste con tu novia

 

Quién te enseña

(con el espíritu de Carol Ann Duffy)

 

Ingresaste, la Sra. del buen hablar cultiva
“el hombre imaginario”, la disfrutas, recitas con tu coro,
escribirás tus haikus, ronda un ojo ying y un ojo yang

Temprano semblantes desfilaron,
ordenados y altivo y limpios y calificados
en sus altos, libros e imperativos, ramos de deseos.
orden del día confiar

Alzas tu rostro para ver letra impetuosa, 
dueña del deseo, este día no sabe del tuyo, 
has escuchado la caída del imperio de las confianzas,

Serio y dedicado, no con quien desenreda curvas,
no con quien mira a Van Gogh, no con quien viaja en
ruta de los romanos, si con quien ama a Mozart, te gusta el violín

Sabes saltar sobre la cabeza de Galileo, 
conspirar con Hamlet, hacer rescates en el Mediterráneo.
mueves tus pies dos, tres, cuatro veces, murmuras,
distracción causa no apuntar al blanco. El viento traerá un lamento.

 

EDUARDO ESCALANTE GÓMEZ

Nació en Antofagasta, Chile (1942). Licenciado en Lingüística y Literatura, Universidad de Chile, Magister en Ciencias Sociales, Universidad de Gales, Gran Bretaña. Es investigador, académico, ensayista y poeta. Ha publicado diversos artículos científicos en revista con referato en Chile, Argentina, Perú, Colombia, México, Nicaragua, España, también varios libros sobre investigación y estadística en Chile y Argentina. Ha sido incorporado a los sitios Arte Poética, Proyecto patrimonio cultural, escritores y poetas en español (letras.s5) en lo que se han publicado varios de sus poemas. Ha escrito cientos de poemas inéditos. Ha sido finalista en los concursos de Letras como espada (Toledo, España): II Certamen de Poesía “San Isidro Labrador” (2016), II  Certamen Poesía “Tiempo Nuevo” (2016), I Certamen de Haikus Jorge L. Borges (2016).