Por Tomás Varela

SUPERFICIE LIMITADA

Las cruces están desapareciendo

Los cuerpos se han ido playa abajo   *

Sumérgete entre realidades

Que se quiebran unas a otras

Y acompáñalos playa abajo

Persíguelos, que se van

Se esfuman.

Conténtate sólo con mirarme

En la superficie.

Conténtate sólo con tener ese lazo.

No te alejes tanto que siento que me escapo.

 

Si los hundieron a ellos y los perdieron entre páginas

¿por qué no a ti?

Eres su semejante.

Cambia y surgirás.

 

Playa arriba

las cruces aparecerán otra vez

y no serás libre nunca más.

Nunca más.

 

 

*Marcela de Latorre

 

DOCUMENTAL DE LA COTIDIANEIDAD

 

Mírame, despacio

que no pueda ver más que puñales

clavándose en tu corazón

ya que mi corazón sufre el daño colateral.

 

Cuánto daño debemos hacernos, entre cuerpos ajenos,

cuerpos que se abrazan, se entregan amor,

ese amor que siente, que puede volar

con alas de cartón llegará hasta el sol

y no se quemará, cayendo en llamas al piso,

piso desde el que observamos todos los tormentos

que rodean la escena.

 

La escena, el cuadro, luz, cámara y detención

reposo

luego acción, balas, heridos

y una mirada lenta

que brinda el tiempo suficiente para que los puñales

se claven en corazones ajenos

y se esparza en todos nosotros

el daño colateral.

 

TERRENAL

Ser de mí.
Ser de donde soy.
Si el más mínimo destello me deslumbrara,
no tendría que estar atrapado dentro de esta conciencia.
Espasmos sarcásticos de un grupo de almas
ancladas a diferentes destinos, pero todas con uno en común.
Nadie sabe lo que todos quieren, por qué se ponen a observar hacia afuera.
Nadie sabe lo que nadie quiere, por qué el nadie no existe

y el todos está en cada uno de nosotros.
Si el más mínimo soplo me volviera más etéreo, no sabría cómo reaccionar.
si bajar a sufrir y salvarlos, 
o subir a salvarme y desaparecer.
Seré terrenal cuando ame,
cuando sufra,
cuando quiera renegar de mi estado,
cuando desee no serlo
seré terrenal.

 


FRAGMENTOS DE CONCIENCIA

 

Vi una vez una pequeña mente

que miraba.

Andando poco a cada paso

y ya cansada, 

se escondía de la gente.

 

Tenía miedo.

 

Lo único que hacía

era dejar caer

las gotas de tinta 

en el papel.

 Y escribía poemas

sin cesar.

 

Desarrollaba cada pequeña idea 

de su mínimo pensar

y se machacaba contra las páginas.

 

Los lápices y plumas se le agotaban.

No le alcanzaba el material 

para contener tanta tristeza,

tanta culpa.

A veces se sentaba a pensar,

con un café en la mano,

salado por las lágrimas.

 

Buscaba soluciones.

 

Debajo de sus sentimientos,

de su razón.

Debajo de papeles de los dulces que comía 

para pasar la angustia.

 

Me miraba desconsolada

trataba de dejar de lado

todos esos pensamientos.

 

Y luchaba,

cada día.

 

Constantemente pensando

en sus posibilidades,

debilitada por la ardua y desesperante batalla.

 

Se defendía con argumentos

de los ataques de ideas.

Le lanzaba esperanzas a los que le arrojaban improperios cortantes.

 

Aquellos.

 

Los que le hacían imposible la existencia

y le quitaban la energía.

 

Los fantasmas del remordimiento y el dolor.

 

«Quisiera dejarlos encerrados»

me dijo una vez.

«Que no me hagan daño nunca más.»

Y así lo hizo.

 

Logró dejarlos atrapados 

entre barrotes de versos,

murallas de estrofas

y fragmentos de conciencia.

POSTALES

La Monalisa dada vuelta

se revolcaba entre tus ojos

les ponía tachuelas

en defensa de esos traseros.

Me veo dentro de mi propio cuerpo

te miraba despacio

mientras te acomodas en la almohada

directamente del cielo que alguna vez estuvo negro.

 

Encontraré en los colores

sangres de medusas

encontraré a todas las musas

siendo devoradas por los amores

y en defensa de tus ojos

París está callado

la calle está nublada

y ya no sé dónde piso

si en tu encanto

si en tu cuello

si en tu boca

si llegué caminando a mi casa desde el cerro

y si no veo a la Monalisa

yo me muero

 

HERIDAS

 

Subrayadas dentro del marco consciente

heridas dentro de las rejas y los barrotes

llegando al piso se quiebran

dejando al cielo cicatrizar

 

Perdiciones entre neblinas mágicas

y boletas de compras inesperadas

ancianos que se expresan mal

viejos pequeños que no quieren vivir

y pequeños viejos que solo quieren morir.

 

Únete al ciclo

de adormecimiento inusitado

de fogatas andantes

y de niños que sueñan.

 

VIAJAS LENTO Y PAUSADO

 

Muéstrate, musa mía

aparece en los lugares

en las diferentes postales

para quedarte en cada una de ellas

aunque sea un año

tiempo en el que logras las transiciones

para darme la razón.

Eres versátil

los demás artistas se mueren de hambre

Picasso y Da Vinci con su Monalisa

no son nadie

para esta obra de arte que haces en mi pluma.

me encanta que viajes

lento y pausado.

 

HAMBRE

 

Se encostran en la tela

y se enrollan en la cara

pedazos de papel.

Justo en el pecho se percibe la sed.

 

Al hablar de ti se me sueltan las ideas

ideas buenas ¿qué esperabas?

y los lápices fluyen dentro de fisuras desesperadas.

techumbres se derrumban

cayendo al suelo,

desde los caminos más altos

caen desde el cielo.

 

TRANSICIONES

Desperté ávido

dibujando perros con los pies

encuadrados de tela oscura

que me separaban del abismo.

Miro los círculos y las naves

miro a los viajeros desesperados

¡Les falta refresco para seguir!

¡Échenle más al motor!

Y en él se acumulan los papeles

los cuadros de Picasso

las escenas de Da Vinci

te transportan en la línea

de las mordidas lentas

de los dibujos sin sentido

de la escritura pausada

y del sentir apagado.

 

EL DESIERTO DE TU SILENCIO  (canción, por Tomás Varela y Cristóbal Morales)

 

Mis pisadas se pierden

cobran vida

te retractas de hacer lo que imaginas

los ojos son como voces

el eco de nuestras acciones

se pierden en el vacío

 

No puedo encontrar una imagen clara

no puedo respirar un enigma intenso

no quiero resistir toda la ira

sobre mis pies.

 

Un poco de agua te ruego

dame vida, dame luz

un poco de sombra, no niego

dame paz y plenitud

pero no das nada, ni paz ni luz

Y yo aquí me muero

¡me muero!

 

No puedo encontrar una imagen clara

no puedo respirar un enigma intenso

no quiero resistir toda la ira

sobre mis pies.

 

PAUSA

 

Es hora de mirar el mar

es hora de dejar pasar

pa’ siempre sentir

y pa’ siempre olvidar.

Déjame llorar

detrás del espejo y no inventes más

de lugares

increíbles

 

Es hora de mirar al cielo

es hora de escapar del suelo

es hora de sentir mis manos

ardiendo…

ardiendo…

Dame una pausa y espera…

dame una tregua

y espera…

dame una pausa

y espera…

dame una tregua

y espera…

sentada…

sentada…

es hora de mirar el mar

es hora de dejar pasar…

 

EJERCICIO 1

Se encontraba sentado, pensando. Tramando, rebuscando entre ideas vagas. Miraba árboles siendo arrasados por el duro viento del fin del invierno. Le abrumaba el hecho de estar rodeado de tantas, bellísimas, casi incontables pequeñas y grandes historias, y no poder desarrollar ni el más mínimo retazo de una trama decente. Se fijaba en los recovecos, los colores, las personas a su alrededor; en cada detalle, como el olor a café que inundaba la estancia. Un café recién preparado.

De pronto, desde su cabeza surge una idea, algo que él considera brillante. Cada segundo de desarrollo en el pensamiento es una nueva sorpresa. Comienza a escribir. Urde con detalle y dedicación cada arista del vocabulario que es requerido, tratando de representar bien la situación, ya que su único propósito es lograr una diminuta sorpresa en los rostros de sus compañeros y de la maestra, con una fresca, nueva y original historia.

Sabía que debía y quería impresionar, dejar altas expectativas, en fin, no defraudarse a sí mismo. Y si este cuento no funcionaba, podía crear más, no importa. Buscaría más formas de crear historias, sacando inspiración de aquí mismo, la biblioteca, para el taller de literatura.

EL CUERPO DEL DELITO

Se sacudía para quitarse esa sensación de escalofrío e incertidumbre mientras observaba la sangre a través de la mira. Las feroces retinas de aquel hombre reflejaban claramente el panorama.

            Lo soltó todo, salió de la habitación, bajó la escalera y, al abrir la puerta, no pudo reprimir el grito de miedo y culpa al ver las balizas de esos carros destellando ante tus ojos.

ENT

Sentía, al fin. Percibía, al fin. Y miraba. No miraba, sólo sentía, lo notaba. Tantas cosas, tantos seres de cinco extremidades, que se movían rápidos, y todos diferentes. Algunos se desplazaban dentro de carcasas de colores, con círculos negros que giraban pegados al camino.

            Luego de eso, se levantó sacando sus raíces del suelo, para darse cuenta de que todos esos seres corrían despavoridos, asustados, a esconderse en las estructuras de concreto.

DIOS

Estaba satisfecho. Tanto trabajo al fin había dado resultado.

Aquel ser, aquella creación propia se paseaba por los jardines que habían sido hechos para su existencia.

Le fabricó una compañera, la misma compañera que, impulsada por el emisario de su desgracia, lo tentó a comer del fruto prohibido.

Después de haberlos expulsado a ambos del campo de experimentos E.D.E.N. se subió en la nave nodriza y se perdió en el espacio.

 DECLARACIÓN POLICÍACA

            Me sumí en un sopor extraño, nauseabundo. Sentí que me teletransporté a otra parte de repente. Y lo veo aparecer en medio del sueño. Era bello o bella, en realidad no tengo idea de lo que era. En realidad, no tengo idea si era, pero ya no me importa.

            Las alas me dijeron bastante sobre su condición, dejándose caer de su espalda limpia y pura.

            -¿Qué eres?- pregunté.

            -Soy un Aer –me dijo-. No sé cómo me llaman aquí.

            -¿Eres un ángel? –las preguntas de esa índole ya sonaban un poco estúpidas.

            -Si eso significa “emisario del grande”, sí.

            -¿El grande?, ¿te refieres a Dios?

            -Sí, él es el que me envía, sí.

            En ese punto sentía que ya se estaba burlando de mí.  

-¿Y por qué vienes aquí?- Miré a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en otra parte, no en mi cama.

-¿Dónde estoy?

-En mi aura dimensional

-Bien… No sé lo que es eso pero no quiero preguntar más-. ¡Era completamente mentira!

Me rendí: -Ah, en fin, ¡al diablo! ¿Por qué estoy aquí?

-Necesito comunicarte algo: cuando despiertes, sal de donde estés. Corres peligro y te necesitamos vivo.

Cuando desperté salí corriendo de mi departamento y bajé las escaleras hasta el primer piso, la recepción.

Luego, ya en la calle, pude ver la explosión.

Ahora, en la declaración, es probable que nadie me crea, pero tengo que contarlo. Después de todo, tienen que saber cómo salí vivo de aquella catástrofe.

 

Tomás fue parte del taller literario impartido por la escritora Alejandra Basualto a alumnos del Liceo Arturo Alessandri, en el marco del programa Letras en el aula 2015, el cual contó con el apoyo del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.

Tomás Benjamín Varela Muñoz

Lugar de nacimiento: Santiago
Fecha: 26 noviembre de 1999 
Datos interesantes:

Aficionado a la literatura y a la música.
Vocalista y bajista en la banda Reflejo

Escribe las letras de las canciones.