Mauricio Wacquez fue autor de una obra singular en la que se combinaban la transgresión con el más cuidado rigor estilístico y estético. Erudito, refinado y excéntrico, Wacquez cultivó un estilo de elegancia algo rebuscada, maneras afectadas e ingenio avasallador e irreverente…

Mauricio Wacquez fue autor de una obra singular en la que se combinaban la transgresión con el más cuidado rigor estilístico y estético. Erudito, refinado y excéntrico, Wacquez cultivó un estilo de elegancia algo rebuscada, maneras afectadas e ingenio avasallador e irreverente, a la manera de un dandy del siglo XIX.

Wacquez fue un escritor minoritario, que nunca aspiró a hacer una obra masiva. Pasó gran parte de su vida fuera de Chile y se definió como un escritor parco, por la brevedad de su obra, y apátrida, ya que consideraba como único país de origen a Colchagua, o más precisamente el campo de Cunaco donde pasó su infancia: «Digo que nací en un país llamado Colchagua», señaló en una entrevista publicada en el diario La Época en 1987. Sin embargo, este desarraigo fue parcial, ya que en su obra literaria cosmopolita y universal persisten las referencias autobiográficas a su infancia y primera adolescencia transcurridas en el campo chileno.

Mauricio Wacquez nació el 27 de noviembre de 1939. Fue hijo de un enólogo francés, originario de Burdeos, que se casó casi anciano con una chilena varios años menor. Su infancia parece haberla pasado en cama, entre el tifus, los problemas digestivos y un soplo al corazón que tuvo a los 13 años. De niño fue un lector insaciable, que leyó cuanto pudo, forjando desde temprano una erudición amplísima que abarcaba una sorprendente cantidad de materias.

Fue un alumno mediocre en el colegio, pero se destacó como estudiante de Pedagogía en Filosofía en la Universidad de Chile. Escritor precoz, en 1963 Wacquez publicó Cinco y una ficciones y dos años más tarde su primera novela, Toda la luz del mediodía, obras que se sitúan en los inicios de la llamada generación de «los novísimos», a la que el autor permaneció ligado toda su vida -a pesar del exilio y la dispersión de sus miembros-, por razones más afectivas que estilísticas.

En 1971 publicó Excesos y poco tiempo después, dejó Chile para radicarse en España. A Chile sólo regresó tres veces por breves temporadas. La mayor parte de este destierro voluntario el escritor lo pasó en Cataluña, entre Calaicete y Barcelona, donde realizó una importante labor como traductor, editor y redactor periodístico.

En España Wacquez publicó Paréntesis, Frente a un hombre armado y Ella o el sueño de nadie, obras que despertaron gran atención de parte de la crítica europea. Esta acogida contrastó con la nula difusión que se les brindó en Chile, fundamentalmente a causa de la homosexualidad explícita que abordan casi todas sus narraciones.

Al final de su vida, emprendió la escritura de una trilogía autobiográfica que llamó La Oscuridad, de la cual solo alcanzó a publicarse de manera póstuma el primer volumen: Epifanía de una sombra. Para esos años Wacquez había enfermado de SIDA. Un ataque cerebral le impidió continuar leyendo y le ocasionó graves problemas de vocalización. Falleció el 14 de septiembre del año 2000, tras agonizar unas semanas en el centro médico de Alcañiz, Teruel. Tenía 60 años de edad.

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