pistola

Por Miguel de Loyola

Los escritores sajones se especializan en el género policial,  se trata de una constante. Podríamos preguntarnos de dónde surge su interés y fantasía, sin hallar respuestas concretas. ¿Será el clima, la naturaleza, la isla, lo que inspira a estos escritores a recrear tales fantasías novelescas?

El caso es que son los maestros del género, de la urdimbre policial, de la intriga y del suspenso. Benjamín Black, es un exponente irlandés (1945). En El Lémur, recrea la historia de una afamado periodista casado con una millonaria, cuyo padre -el millonario- le pide al yerno la tarea de escribir su biografía. El suegro, en el pasado fue agente de la CIA, y, por cierto, se especula acerca de un posible lado oscuro que lo habría llevado a convertirse en un poderoso millonario.

Dinero, poder, aventuras extramaritales, muertes inexplicables, generan la intriga suficiente para articular un relato policial. Lo magnífico del género, está en la configuración de personajes inverosímiles en verosímiles, apenas esbozados en cuatro palabras. Si bien los ingredientes del género negro suelen ser siempre más o menos los mismos, lo que cambia, y gatilla tal vez el interés del lector, es el delineamiento de los personajes y el nudo de intrigas que amarra sus vidas. En ese sentido, Benjamín Black resulta un exponente nato. Hay en la pluma de este escritor irlandés la dosis de tinta suficiente para acotar personajes de un solo plumazo.

Por cierto, la novela negra goza del prestigio de una relación alegórica con la realidad, cuestionando preferentemente el accionar de la justicia, y la moral de los ciudadanos. El Lémur, es un generador de dudas respecto a la inocencia o culpabilidad del gran Bill Mulholland, también en torno al investigador privado Dylan Riley, la misma Louise, esposa de John Glass, el protagonista. La novela de Benjamín Black sigue los derroteros clásicos del género, sembrando el escenario de dudas, y dejando para el libre albedrío del lector las posibles certezas. Aunque cabe señalar que las certezas carecen de importancia. En el género policial, importa mucho más la entretención, distraer y sacar al lector de su rutina diaria. 

Miguel de Loyola – El Quisco – Verando del 2014