Por Christian Ponce V.
Inmersiones I
Hay días como una multitud de niños festivos
Cuando los versos no me dan tregua
Y aparecen
Se atropellan
Cantan gritan desgarran se apoderan
Todo arde a poesía
El mundo sabe a palabras tomadas del aire
Y nace una mujer
Tan hermosa como el azul danzando en los gritos de las águilas
De alegría tan preciosa como agua viva bajando a saltos de montaña
Su caricia, un capullo de sol en la sangre
De carne tan luminosa como el primer amanecer
de un hombre dejado en libertad.
Deslumbrante espada de piel bruñida de miel y plata
Soñada
Tan soñada
Infinita mirada marina
Extrema, vital, poderosa y frágil
Inquietante nido solo imaginado
Turbadora presencia tibia del pubis.
Con un temor nunca vivido
Ni en la casa de las bestias
Ni con aquel revólver en mi sien
Ni ciego de mordazas encarceladas
Te contemplo tan distante tan imposible
Más aterrado aún, descubro que te vas
Te vas
Te vas
Dejas una leve memoria de ti
Allí donde no habita ningún futuro
Me bautizo con la sustancia espesa del olvido
Me diluyo en soledades esenciales
Y el mundo
Bruscamente
Queda en silencio
Sin aire, sin atmósfera posible
Apagado
Vacío
Mudo
Nulo
Ido
Ido
Ido
Inmersiones II
El suave peso de su piel desnuda
Difusamente descansa en el contacto
Con un leve rastro de angustia y agua lunar
Latido a latido me diluyo en tu vientre
Es la tibieza rupestre a la deriva de otro tiempo
Es el sortilegio de nuestra especie
La promesa elemental que se adivina en cada gesto
Es el delicado color fucsia anunciando otra noche
Es la candente soledad muscular avanzando
Resolviendo las dudas de un hombre perdido
La orgánica presencia, casi de glandular, de esta verdad
De los cuerpos, en su química definitiva
Amo este cansancio de varón abatido
Amo el brillante sabor que quiebra mi oído
Amo esta oscuridad de terciopelo poblada de psicodelia
La palabra noche destila su tinta en mis labios
Respiro el tenue salitre de tu sudor
Soy solo sensaciones flotando en esta penumbra
Solo sangre fluyendo, solo aire quemándose, energía
Universo diminuto en expansión, luz inclinada en el altar
Lobo arrancado de la jauría ladrando a los astros
Cuerpo liberado de la cárcel oxidada del alma
Sombra que respira este milagro
Y entonces me descubro montado en el espinazo negro de las sombras
Todo es tan fino y tan brutal, tan lengua, sed y pan
Y me acuerdo de ti en esa playa, desnuda, nocturna, desapareciendo
Bajo mi vientre, derramándose tu cabellera castaña en la arena
Sin más verdades que ofrecer que dos amantes disfrutando
De su pasión como flores que danzan su primavera
Antes de arder en el tiempo.
Inmersiones III
Me dices que este amor tiene que ir más lejos que el amor
Más allá de mi honesto deseo de disfrutar de tu cuerpo
Tienes razón cuando me dices que solo pienso en el placer
Y no en los días amasados de nuestras vidas como una sola vida
Solo pienso en nosotros como la brasa de mi cigarrillo
Somos tan parecidos, tan consumidos, tan perdidos en nosotros
No me quedan normas que abrazar ni principios ni finales
Solo tu presencia clama mi cuerpo, sin más detalles, las miradas
La dilatación y el encuentro, el derramarse y morder la cola de un cometa
La llamada, cualquier palabra: sol, tormenta, piedra, puño, cristal, hoja
Todo eres tú y todo fervor termina en ti
Torrencial este amor, torrencial y perdido, a punto de atraparse los dedos
En la puerta de un hogar anegado de horas, de rutinas, de edades y
Deberes
y ya no me llamas
y te pones a salvo.
Inmersiones IV
Con toda tu maravilla cuando caminas contra el viento
Con toda tu exquisita cintura cuando te alejas
Con la fina transparencia de tu traje y esas cascadas de luz en tu pelo
Tan pequeña, tan poderosa dejando esta tierra
Te vas y no te detendré
Sabes que danzamos en un abismo
Sabes que soy un payaso sin futuro
Solo un corazón que canta su soledad en un bar mala muerte
Y no puedo negar tu olor a verano, tu alegría fresca de abeja
Y no puedo olvidar tu sencillez de manzana, cantando su risa roja
Y no puedo calmar el recuerdo de tu cintura canela, mujer ciervo
Fina fortaleza que no tocaré
Con la esencia de tu olvido, un poderoso veneno se creara
Con estas ganas de amarte, el Imperio completo se derrumbaría
Las grandes puertas en el cielo, calcinadas, sabrían de mi desaire,
Solo por ti
Una campana de cabellos retumba en mi mente
Trascurro las noches, sonámbulo de esperas, ¿llegarás? ¿llamarás?
Respiro cuartos crecientes, me levanto sudando, crispado,
Bebiendo algo como pasta de luciérnagas que me deja en vela
Como camino de caracoles penitentes, brillante y esmaltada, otra noche sin ti.
Es solo otra noche
Otra noche de pesadillas
El viento humilde canta soledades
El frío me cuenta sus nostalgias
Salgo a este jardín oscuro y quizá alucino de insomnios y entonces
Las plantas frenéticas se alzan sobre mí
Me devoran carnívoras
Me revuelco asfixiado de dolor
Vuelvo a despertar
Otra vez me siento a la orilla de cama
Sudando lunas fumo un cigarrillo tras otro
El humo azul me abraza voluptuoso
Aprisiona mi sexo y lo eleva fulgurante
Quiero escapar pero la noche es demasiado
Alucino otra vez
Vuelvo a despertar
Ya no sé qué es real
Ya no sé cuántas noches son estas
Solo sé que te amo, vaya manera de terminar un poema.
Inmersiones V
Y no estarás conmigo, amada tan amada
Son estas mis últimas palabras
Es esta mi despedida
El testamento sin herencias, la declaración de mis deudas
Otros hombres conjurarán tu superstición
Otros que hablen más y escriban menos
Alguien que te entretenga sin silencios
Nunca fui de la bohemia chic
Ni viajero becado con amigos en el poder
Ni el chico rebelde de una familia burguesa
Ni siquiera el artista loco devoto de tus pechos
Ni un burócrata del saber
Solo un hombre que te amó
Honesta escama de tiempo sincero
La última voluntad de un día asesinado
La nube que quiso protegerte de soles enfermos.
Inmersiones VI
Y me quedo en esta vida
Vaciado caparazón de existencia ajena
Desdibujado acepto esta caricatura
Que para ti no tiene importancia
Y claro, mi amor no es garra ni trampa
Invitación perdida
Pasas de mí como aquel huracán que olvida
Tempestades de difuntos en sus faldas
Y entonces descubro que camine en medio de tus ojos
Tu intacta turbulencia me arroja
Más allá de toda luz posible
Y no te das cuenta.
Viviré sin tu religión
Difuminado en tu indiferencia pueril
Solo puedo sonreír
Mostrar un poco de dignidad ante la negativa
Y no te das cuenta.
Y no te das cuenta
Del tremendo terreno que ganó hoy la muerte
Mi muerte
Cristalizada hasta en la última fisura
De los tiempos que me restan
Y sin embargo sonrío
Y me despido con prestancia
Pulcro y elegante como un cisne decapitado
Pisoteado y penosamente feroz, muy parecido a un tapiz de tigre
O, si quieres, risueña parodia de un caballero sin armaduras.
Sale este personaje de escena, fragmento del decorado,
Un rasguño de este lápiz en el papel
Un signo
Una singularidad innecesaria
Chatarra espacial
Un gesto que se aleja
Tal como
Esta niebla se pierde
Entre
Las
Quebradas.
Inmersiones VII
Tu corazón y tu cuerpo
No han tenido descanso
Déjame regalarte
Esta medianoche
Este descanso
En este lugar sin ningún lugar
Sin ningún futuro
Para ti
Para mí
Lleno de fe
Mi vida da círculos
En tu tremenda inteligencia
Y me siento perdido sin ti
Y te descubro todo el tiempo
Todo este tiempo
Cuando aún somos.
Y es la vida que se vive sin más explicaciones
Como el brillo de la luna en una piedra.
Título de la serie: Inmersiones (Santiago, agosto de 2007)
Christian Ponce Villegas
Santiago, Chile, 1962. Licenciado en Literatura y Profesor de Lenguaje y Comunicación. Se ha desempeñado como investigador en estudios literarios, redactor publicitario, editor, encargado de relaciones públicas y comunicaciones, profesor y consultor en diversas instituciones educativas y universidades. Su escritura explora la naturaleza de las emociones, la ambigüedad del tiempo y la búsqueda de equilibrio.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…