Por Jorge Núñez A.

Cinco poemas

LA HEBRA INMORTAL

A Verónica Tololesh

 

Tengo

Los ojos cansados

De soñar

 

Ayúdame,

le digo

 

No le tengo miedo

a la tristeza

Pero esto no es cierto

 

Ayuda, le digo

 

LO MÁS EXTRAÑO PERSEGUIDO POR MIS SUEÑOS

 

A Jorge Teillier

 

En ciertas noches

Palidezco

De comerme

Mis ruinas

Veo

Que

Escribir

No

Es

Lo

Propio

Del

Hombre

 

 

FASTIDIO

 

I

Alguien

invita una copa

 

A mi mujer

esto le sabe

a tormento

 

Bebe muy poco

 

 

II

 

Que no escriba

 

Que no escriba

Me dice

Que me contradiga

 

III

 

Ella

 

Que

Ha saboreado de mi vulnerabilidad confesa

Susurra:

 

La soledad es tu instinto perverso

 

Eres

Al que le abandonan los sentimientos

 

 

AL MOMENTO DE BEBER UNA COPA DE COURVOISIER

 

La tristeza crece

Y si bien yo no brindo por ello

 

Confieso que la noche

me ha llevado a la manzana de los sueños

 

 

PRESUNTA PALABRA

 

En una ocasión como esta

La juventud

Agoniza serena

Lúcida e Irremediable

 

Confieso

que en mi casa

tuve el espanto

y abjuré

y me persigné

del espanto

en la casa ajena

 

Hube de saber

que la realidad

portaba una dosis de alucinación

 

Hube de descubrir

el agradable sentido

del delirio y la angustia

 

Reconocí

cadáveres que expelían hedores

Que respiraban consignas

y consignas

 

Que lloraban

 

Reconocí entre ellos un poema

que dejé de escribir

 

El primer viaje iniciático

Transmutado

En Lobo

Vampiro

y Demonio menor

fue por alimento

a una página en blanco

cubierta de vanidad

 

Comprendí

por qué

–de noche–

las iglesias permanecen cerradas

Por qué las bibliotecas

se acuestan a dormir temprano

Llenas de temor

Junto a viejos desconocidos cansados

Y atemorizados

 

Cedí un instante

a la verdad

y la tristeza

hizo estragos

en mi escuela y mi religión

 

Una vez

que el invierno

comenzó a pisarme los talones

hallé una muchacha

Con ella nos fugamos del Paraíso

 

Arremetió en mi contra

un psiquiatra

al que le hablaba

de Lacan y el Anti-Edipo

Un comunista me propuso al cadalso

y un judío me escupió a la cara

 

No fue todo

 

El desencanto

hizo de mí

necesario

Como la magia necesaria

para confesar

que aún hoy

cometo aullidos hermosos

 

Toda vez

que lo logro

la suplantación

de mí mismo

 

***

Jorge Núñez Alvarado (1963), miembro del Colectivo de Escritores Jóvenes, de SECh, colaborador de Artes y Letras y secretario de redacción de revista Pausa, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Ha publicado el poemario “Luna Frustrada”, Editorial Lord Cochrane.