Comentario de Alejandra Basualto

 La lectura de “Antes del Leteo” me ha proporcionado horas de mucho deleite.

En primer lugar, ya el título nos conduce hacia un terreno un tanto inquietante: El Leteo era para los griegos el río del olvido. Este río penetra en los infiernos y de sus aguas beben las almas antes de reencarnarse, para olvidar sus vidas pasadas o los sufrimientos que tuvieron en el mundo subterráneo.

La narración de esta obra no es totalmente lineal; a un narrador que cuenta la historia central ubicada en el Santiago de nuestros días, se superponen capítulos donde aparecen personajes de otras épocas y lugares, incluso algunos en que el personaje toma la voz en primera persona. Esta estructura, a mi parecer, contribuye al dinamismo de la narración.

El protagonista, Gabriel, vive la maldición del “extraño en el mundo”, tópico literario de larga tradición, que sitúa al personaje en una situación inconfortable y ajena, dentro del mundo que lo rodea.  Descubro también la aproximación a otros tópicos literarios, como el del “amor más allá de la muerte”; o “La vida como sueño” que destaca el carácter onírico de la vida humana, entendida como una ficción extraña y pasajera, y “el viaje iniciático”, donde el héroe debe cumplir con ciertos ritos y pruebas de iniciación para lograr cumplir con sus objetivos, o alcanzar nuevas etapas de superación.

A poco andar la novela, otros mundos y otros personajes se atisban en medio de la historia, a modo de líneas paralelas que conforman la trama produciendo una ambigüedad en el lector que intenta identificar el universo representado como el suyo propio y racionalizar los elementos sobrenaturales que rompen con las leyes naturales y con la posibilidad de conocimiento racional de la realidad.

Estamos entonces frente a una obra que conjuga varias variables: el género fantástico, la ciencia ficción, la teosofía, las creencias orientales, con gran efectividad logrando un resultado interesante y estimulante para el lector, que es incitado a comulgar con la historia, a reflexionar sobre su verosimilitud, en fin, a disfrutar de su lectura.

Algunos teóricos, a lo largo de la historia literaria, han reflexionado sobre “lo fantástico”. Ya Guy de Maupassant, en el siglo 19, planteó la diferencia entre lo maravilloso y lo fantástico. Sostiene que el lector ya no es tan crédulo y las supersticiones y las leyendas no lo asustan. Los progresos técnicos han influido en su percepción del mundo que lo rodea. Él plantea que “solo se tiene miedo a lo que no se entiende”.

Lo fantástico impregna la literatura de la misma manera que lo hace con la vida cotidiana. El hombre más racionalista no llega a resignarse a que el mundo sea un caos dividido entre lo que podemos conocer y lo que no. Porque lo que desconocemos es inmenso, desconfiamos de las coincidencias, la imaginación de correlaciones fantásticas funciona tanto como intoxicación como consuelo. Vivir también es caminar por un territorio fronterizo entre conocimento y creencia. Quizás por eso encontramos tan estimulante la tensión y la precariedad a que nos induce el fantástico literario.

En 1970 el teórico literario Tzvetan Todorov, en su Introducción a la literatura fantástica, sostiene que “lo fantástico es la duda experimentada por un ser que sólo conoce las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural”. Según él, lo fantástico es un espacio en equilibrio entre lo extraño pero realista, y lo maravilloso. Lo sobrenatural, la “realidad extraña” aparece como una ruptura del orden natural transformando la percepción del mundo de los personajes, e incluso a ellos mismos, si es que logran salir indemnes de la experiencia. De pronto nos damos cuenta que por debajo de nuestra realidad existe otro mundo regido por leyes que desconocemos totalmente.

La escritura de este libro representa largas jornadas de reflexión, de ensueño, de investigación –tiempo precioso robado al sueño, a la familia, al ocio reparador- que se ha traducido en maduración tanto del hombre como del escritor, que seguirá adelante, estoy segura, construyendo nuevas historias tan entrañables como esta, para compartir con nosotros.

Es por esto que me gustaría mucho que Uds. formaran parte del universo lector de esta obra de Julio Henríquez y recojan el desafío que nos plantea ¿creer o no creer?

 

Alejandra Basualto

 

Comentario de Diego Muñoz Valenzuela

 Lo primero que hay que decir es que ANTES DEL LETEO de Julio Henríquez es una novela que se inscribe en el género fantástico, corriente en fuerte desarrollo en nuestro Chile actual.

Si bien siempre es posible encontrar antecedentes para cualquier  tipo de literatura en la tradición chilena –a pesar de la cortedad de nuestra historia en comparación, por ejemplo, con Europa- es bastante considerable el esfuerzo requerido para encontrar trazas de la historia de la narrativa fantástica criolla.

No abundan precisamente los estudios sobre literatura fantástica chilena, ni existe un manifiesto interés de la academia, así como tampoco hay demasiados empeños en el ámbito de la publicación, más allá de aquellos efectuados por unas pocas y selectas editoriales nacionales que han sabido comprender gran el potencial del género, sobre todo entre los jóvenes.

No quiero desperdiciar esta oportunidad para recalcar el interés que despierta entre los jóvenes este tipo de textos. Cualquier esfuerzo por desarrollar el interés de los jóvenes por leer debe considerarse prioritario, considerando el enorme potencial cultural y educativo que generan los buenos hábitos de lectura. Elevar los niveles de lectura de la población implica realizar un avance muy efectivo hacia las superiores metas de  crecimiento económico y social que se han planteado para el país.

Como he dicho, con sustantivos esfuerzos es posible confeccionar una lista de obras y autores relevantes que han cultivado este género desde los mismos inicios de nuestra vida republicana. Un enjundioso estudio del escritor Omar Vega, denominado “En la luna”, puede citarse a modo ilustrativo.

No obstante estos hallazgos de tradición fantástica, es preciso reconocer que nuestra literatura ha estado fuertemente anclada en el polo de la realidad, más que en el territorio de la fantasía. Conste que lo dice este autor, sin asomo de prejuicio, puesto que mi trabajo creativo tiene una fuerte conexión con la realidad, aun cuando utilice con frecuencia los materiales de la imaginación fantástica.

Sin desconocer los antecedentes históricos más remotos del género, es necesario establecer que las referencias más relevantes se encuentran en un periodo más reciente, que va desde la mitad del siglo XX y se proyecta al momento presente. En estos orígenes más próximos destacan la producción de Hugo Correa, Elena Aldunate y Antoine Montaigne (Antonio Montero), que puede clasificarse en propiedad como autores de ciencia ficción.

Estos autores ejercieron en forma sistemática y recurrente la escritura de ciencia ficción en una época difícil en nuestro país; eso determinó una recepción muy limitada y una injusta –por lo magra- apreciación de su trabajo. De este modo, puede afirmarse que son autores cuya labor creativa  en la ciencia ficción fue sistemática, no excepcional, como ocurrió en los periodos previos (cultivaron el género ocasionalmente, por ejemplo: Manuel Rojas, Augusto D´Halmar, Luis Enrique Délano, Pedro Sienna, Manuel Astica Fuentes, Fernando Alegría).

También es justo extraer del silencio la obra de Héctor Pinochet Ciudad, autor fantástico de corte más tradicional, limítrofe con el terror de corte gótico La mayor parte de su significativa obra fue escrita durante su exilio en Italia y es, por desgracia, apenas conocida. Por suerte existe una reedición reciente del Hipódromo de Alicante.

Posteriormente, el año 1996, tuve el honor de ejercer una  interrupción en el largo silencio del género desde fines de los 60, al ganar el Premio Mejores Obras Literarias del Consejo del Libro en Novela Inédita con Flores para un cyborg, editada rápidamente por Mondadori. Creo que ese hecho contribuyó a abrir las puertas a una nueva etapa de la literatura fantástica en Chile. De hecho a partir de ese momento surge una serie de autores que han ido enriqueciendo el panorama de la literatura fantástica chilena, entre ellos: Jorge Baradit, Francisco Ortega, Sergio Meier,  Sergio Amira, Luis Saavedra, Francisca Solar, por nombrar solo algunos.

También hay que destacar el esfuerzo editorial encabezado por la editorial Puerto de Escape, al mando de Marcelo Novoa, donde se publicó una antología del cuento fantástico (Años luz), junto a una serie de nuevos autores del género. También la editorial posee un activo sitio de difusión y diálogo que lleva a cabo una interesante y permanente contribución al género fantástico.

Por cierto el género fantástico es un universo muy amplio, donde caben tipos de textos muy diversos por temática y forma, dirigidos asimismo a públicos heterogéneos.

La literatura fantástica suele ser un modo de representación de los problemas actuales de nuestra sociedad. Es difícil escapar al influjo  de la realidad; ejemplo brillante de ello es el libro Crónicas marcianas de Ray Bradbury.

ANTES DEL LETEO es expresión de esta última tendencia  a utilizar el sueño y la imaginación para generar opciones a una existencia poco fructífera, marcada por la falta de trascendencia en esta etapa donde impera, sin mayores contrapesos, el poder económico  como columna vertebral del orden social. La materialidad se yergue como valor absoluto y pretende erigirse en razón y meta de la vida humana, y la espiritualidad, por oposición, se reduce a un espacio mínimo, casi inexistente. La violencia, la ambición, la búsqueda de la riqueza y el placer imponen su lógica en una sociedad hedonista y paradójicamente fría e insensible.

Las personas tienden  a autoevaluarse por lo que poseen –expresado en bienes o dinero- dejando de lado lo más importante: lo que comparte con otros, sea ello conocimiento, compañía, emociones o beneficios materiales (por qué excluirlos).

Los personajes centrales de esta novela de Julio Henríquez se centran en esta búsqueda espiritual, realizada a contrapelo en un mundo violento e insensible. Una pareja de solitarios –hombre y mujer- se encuentra –aparentemente por azar-  e inicia una epopeya de crecimiento personal que se va convirtiendo en una suerte de thriller fantástico de insospechadas consecuencias.

La búsqueda de la espiritualidad de los seres inteligentes es un camino de evolución social que comparten –a nivel universal- todas las especies, en diferentes épocas y lugares. Esta es una idea nuclear para la trama de ANTES DEL LETEO. La humanidad tiene una oportunidad única para dar un salto trascendente justo en un momento de intensa crisis. Es posible desprenderse de las cadenas de la materialidad más burda y avanzar en la cadena evolutiva de la espiritualidad.

La pareja de protagonistas –Gabriel y Andrea- forma parte de esta odisea hacia el predominio de la espiritualidad. Son descendientes de un pasado que se ha venido repitiendo trágicamente desde el inicio de los tiempos. Nacen y renacen y vuelve a repetirse el destino en forma inexorable. Fuerzas oscuras actúan movidas por propósitos malignos, cuyo origen se pierde en el confín de los tiempos. Gabriel y Andrea están llamados a utilizar todas sus energías para sobrevivir a los terribles planes que las potencias maléficas han elaborado para impedir su unión. En este punto se entrecruzan la historia de amor con la trama fantástica.

A medida que la trama avanza, los entes malignos van asumiendo una presencia cada vez más poderosa y letal.  Intervienen al momento de la historia principal, pero también sabemos de sus tropelías pasadas, así como de sus movimientos en lugares remotos, inaccesibles para aquellas personas ancladas en el mundo real, pero accesibles para quienes sean capaces de desenvolverse en los espacios oníricos, donde todo es posible.

Julio Henríquez asume con pasión y habilidad la descripción de personajes y escenarios, construyendo así una historia ágil, que se deja leer con facilidad. Los seguidores de la literatura fantástica encontrarán en ANTES DEL LETEO, una ficción con pulso, seductora por su profundidad, impregnada de acción, al punto que por  momentos alcanza un vértigo extremo. Los elementos antes mencionados, matizados con el ejercicio de la fantasía maravillosa y la ansiosa búsqueda del amor, enriquecen la historia, dotándola con la multiplicidad  de un prisma.

Muchas interrogantes plantea a sus lectores  esta novela de Julio Henríquez. ¿Es posible que nuestra existencia sea un continuo vagabundeo, de cuerpo en cuerpo, a la busca de un destino que se repite sin fin y sin posibilidad de alteración? ¿Acaso la continua decadencia de las sociedades humanas es la antesala de un salto evolutivo hacia un estado increíblemente  superior? ¿Serán nuestras vidas piezas de un gran juego-batalla entre fuerzas oscuras y luminosas que provienen del mismo  origen del universo?

Aquí se agrega un mérito especial: el impuso a reflexionar sobre cuestiones fundamentales que solemos abandonar, presionados por la presión de nuestra vida acelerada.

Sumérjanse en las agua del Leteo, no para olvidar sus vidas pasadas, como recuerda la novela, sino para hacer inmersión en los fértiles territorios de la imaginación y la fantasía.

 

Diego Muñoz Valenzuela