Luis Pando Torres
Nació en Valparaíso, Chile, en 1983. En 1996 obtuvo el primer lugar del II Concurso Regional de Cuento “Los Caminos del Agua” organizado por ESVAL, certamen en el cual participaron niños de diversos lugares de la V Región.
En 2009 obtuvo mención honrosa en el I Concurso Nacional de Poesía Joven «Nuevas Letras de Chile» organizado por la Corporación Cultural Letras de Chile. A fines del mismo año obtuvo mención honrosa con su poema «Pudo más el amor en la noche sombría» en el VII Concurso Regional de Cuento y Poesía Joven organizado por la Universidad de Playa Ancha. Su poema fue publicado en una antología que incluyó los mejores textos del concurso. En 2009 y 2010 fue partícipe del encuentro de lectura poética masiva «Muchísima Fe» organizado por la Universidad Central de Chile y el Grupo Cultura a la Vena. Autor inédito. Su estilo se caracteriza por indagar en coloridos recovecos del idioma. Ferviente admirador de la Generación del 27, actualmente mantiene un blog literario denominado “La edad de bronce” en donde publica bajo el seudónimo de Alonso Barbosa.
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Comunión matrimonial
La jornada laboral había concluido. En el metro me encontré a la Cabeza de Luna.Después nos acompañamos en el bus. Era recién casada, al igual que nosotros. Al bajarme, vi asomar tus firmes ojos por la ventana. Entré a la casa. La mesa estaba servida y se oía el canto de tu máquina de coser. Detuviste tu arte para compartir conmigo ese olor a té y pan tostado que invadía el comedor. Recomenzamos a modelar nuestro mundo: bebés, estudios y proyectos. Me volviste a enseñar ese extraño mapa de Santiago. Hay un lugar secreto sobre uno de los cerros.
Visitante
Estoy en una ciudad en que todo está hecho de cristal. Hoy está nevando. Son diminutas esferas que te golpean suavemente los hombros. Brillo y obscuridad pueden rebotar por toda Cristalia. Usamos protectores de ojos ya que el Cabeza de Sol nos persigue con sus juguetones reflejos. Él no es de cristal. Es mi vecino y mejor amigo. Desde que llegó ya no hay penumbras. En parte, por él esta ciudad es tan maravillosa, aunque esté llena de seres difusos debido a los protectores o aunque baste un certero golpe para trizarme y morir. A pesar de pertenecer a diferentes familias nos protegemos los unos a los otros. Pero estamos tristes. Nuestro visitante nos deja por unos meses. Dice que va a trabajar a plazo fijo en un banco y a buscar el amor.
Preludio del héroe
Tiró de la cadena. Dijo adiós a un trozo de papel higiénico. Luego se sentó. Era la primera vez que el niño visitaba, sin la asistencia de sus padres, aquellos aposentos. La ventana estaba rota. Perdía su mirada en la bóveda celeste y en el titilar de aquellas enormes estrellas. Al tirar nuevamente de la cadena, el agua alcanzó el tope. El nivel jamás descendió y, en aquel momento, la vida se encargó de sellar su destino. En el comedor sus padres susurraban voces indescifrables. “Paró la nieve y se trizó una cascada”, pensó mientras los llamaba. Desde ese día el niño jamás dejó de maravillarse ante el cuarto de baño.
Colores
El tiempo y la muerte raptaron a sus progenitores. Su único consuelo fueron las cartas del baúl de su madre. En una de ellas, Adriana menciona que los esposos que se profesan amor y fidelidad tienen la posibilidad de jugar entre los colores del arco iris. El joven muchacho conoció a una chica que vivía en las montañas. A ella le gustaba la actitud tierna y retraída de él. A él le gustaba aquel dorado cabello. Se casaron y permanecieron juntos hasta su vejez. Ya no era un muchacho. La muerte natural se lo llevó, más bien lo raptó. Ella conocía el secreto de las cartas. No le sorprendió ver el erguido sol durante el rocío matinal. Vadeó la luz por sobre todas las leyes y una franja de color desconocido jamás dejó de aparecer anexa al arco iris.
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…