Por Paulina Bermúdez
Cuando comenzamos a leer Las Nuevas Hadas, de Diego Muñoz Valenzuela nos enfrentamos a una especie de bestiario contemporáneo, en donde encontramos animales, seres mitológicos, cyborgs, robots, vampiros, lobos entre muchos otros personajes.
“Lo fantástico se caracteriza por una percepción ambigua de acontecimientos aparentemente sobrenaturales. Enfrentados a esos hechos, el narrador, los personajes y el lector son incapaces de discernir si representan una ruptura de las leyes del mundo objetivo o si pueden explicarse mediante la razón.”
Tzvetan Todorov
Hablar de microrrelatos fantásticos, clasificación que Diego le da a los microcuentos de Las Nuevas Hadas, es remontarse a los inicios de este género, podemos nombrar algunos ejemplos antecedentes Manual de zoología fantástica (1954) de Jorge Luis Borges y Margarita Guerrero, Los animales prodigiosos (1989) de René Avilés Fabila, Oveja negra y demás fábulas (1969) de Augusto Monterroso, entre otros.
Cuando comenzamos a leer Las Nuevas Hadas, de Diego Muñoz Valenzuela nos enfrentamos a una especie de bestiario contemporáneo, en donde encontramos animales, seres mitológicos, cyborgs, robots, vampiros, lobos entre muchos otros personajes. Parece también estar viendo una función de circo, en donde la atracción principal son los seres mutantes, deformes, cojos, mancos, etc.
Las nuevas hadas posee una intertextualidad inquietante, algunas veces reclama el conocimiento del lector, lo obliga a estar atento y a leer entre líneas lo que cada personaje, cada historia esconde. El apartado Intertextuales y mitológicos nos obliga a ser lectores informados, cómplices y abiertos de mente. Ya que en los relatos encontramos intertextualidad con personajes clásicos, personajes que son desacralizados como es el caso de la Ricitos de Oro cocainómana del microcuento Gansel y Grotel, los mismos Hansel y Gretel, Ulises y Penélope, etc.
En el apartado Amores inquietantes también es necesario ser un lector informado y atento ya que nos encontramos con una intertextualidad con nuestra mitología, podemos ver al personaje del Trauko envejeciendo solo y triste, la Picoya, el Imbunche, etc. Junto con algunos personajes de cuentos clásicos como Caperucita Roja y el lobo. En Necrofilia I y II nos enfrentamos directamente con estos amores inquietantes, producen algo de escalofríos y el desenlace te deja boquiabierto.
Necreofilia I
La doctora se acercó libidinosa al mesón de disecciones del Instituto Anatómico Forense. Voluptuosamente se desprendió de su delantal y quedó desnuda, hermosa y palpitante frente al occiso que descansaba sobre la mesa, cubierto con una sábana amarillenta. Verificó la etiqueta que colgaba de una de las manos exánimes y asintió satisfecha. Arrancó la manta y descubrió el cuerpo aún desnudo del cadáver, provisto de un enorme sexo erecto. Le untó vaselina y saltó encima con salvajismo. El formol la excitaba cada vez más. Gemía como un animal embravecido. Junto con el feroz orgasmo, él regresó a la vida y clavó sus colmillos en la yugular de la legista. Y murieron y vivieron felices para siempre.
En El mundo que nos aguarda nos encontramos con clones, robots, inteligencia artificial, vida extraterrestre, enfrentados a la vida doméstica y cotidiana, todo esto acompañado de un humor negro e ironía que caracteriza la escritura de Diego Muñoz Valenzuela.
En Monstruosidades Sociales los personajes son corruptos, estafadores y se abordan temas más políticos, que también van acompañados del humor y la parodia característica de los textos de Diego Muñoz Valenzuela, es como si nos transportáramos al futuro, como por ejemplo en Hombre Gordo, el personaje ha engordado tanto que busca satisfacerse dando órdenes desde una computadora, obtiene todo lo necesario para vivir via internet.
Hombre Gordo
El tipo había engordado tanto que no cabía por la puerta. Mediante su computadora solicitaba alimento y manejaba sus inversiones. Afortunadamente, no necesitaba salir. Por otra parte, no habría podido hacerlo: sus piernas eran incapaces de sostener aquel peso desproporcionado. Era un cetáceo varado en una cama gigante. Con unas pequeñas extremidades fofas escribía las instrucciones en el teclado. Obtenía todo a través de Internet, era un enorme molusco buscando satisfacción en la red virtual.
Después de un tiempo, los proveedores dejaron de acudirá su casa, pues el alimento – de variadas clases, alcohol incluido – se cargaba en distantes receptáculos acoplados a tuberías.
Conectó sus puntos sensibles a robots de estimulación sexual y se las arregló con el hampa para instalar dispensadores de droga.
La casa estalló, nadie supo la causa. Los alrededores eran un asco, cubiertos de grasa, sangre y restos de órganos, tendones y huesos. Pudo ser resultado de un crecimiento grotesco del cuerpo, una explosión de placer ilimitado o una simple indigestión.
Pronto se sabrá la verdad: tiene continuadores y algunos de ellos se financian mediante contratos con canales de televisión que transmiten segundo tras segundo el desarrollo de los acontecimientos. Algún científico aprovechará esa información, estoy seguro.
Los finales anafóricos nos obligan, como lectores, a quedarnos pensando, además de leer entre líneas debemos completar algunos desenlaces que quedan solo enunciados. Un ejemplo de esto es Flora Voraz, Debajo de la Cama, Cosas que Pasan, Buscando imágenes, etc.
Debajo de la cama
Vio las garras asomándose bajo la cama, pero no dijo nada. Eran grandes, oscuras, ominosas, capaces de desgajar el cuerpo de un hombre grande. Él era un niño, no hacía falta aquel despliegue de terror. Se mordió los labios para desvestirse y ponerse el pijama. Tuvo cuidado de no rozar aquellas garras. Temblando se introdujo al lecho con lentitud, no deseaba perturbar al ente. La madre se asomó por la puerta, le preguntó s tenía frío. Pensó en contestar que tenía miedo, no frío. No se atrevió. Lo había reñido demasiado por imaginar esa clase de cosas. La madre apagó la luz y vino la oscuridad, mas no el silencio.
El Bestiario contemporáneo al que yo me refería anteriormente tiene personajes tan diversos como el Imbunche, un hombre lobo, Ricitos de Oro, un robot, el Trauko, Caperucita Roja, una familia de fantasmas, un vampiro, un extraterrestre, monstruos, políticos, etc.
En fin, Las nuevas Hadas se nos presenta como un Bestiario, un desfile del elenco de alguna película freak en donde los personajes piden a gritos nuestra atención.
¡Bravo por el intertexto con Borges! Saludos.