Poemas de Carlos Leiton T.

Carlos Leiton Tapia (1982)

Escritor y fotógrafo. Ha escrito tres poemarios y en uno de ellos combina la imagen con el texto.  Participa en el taller La Trastienda, con la  poeta Alejandra Basualto y actualmente prepara el lanzamiento del primero de los poemarios con la editorial del taller.

Ampolleta prendida toda la noche

 

Las hierbas vivas que miran la casa;

hallo mi sonrisa en el rocío que las decora.

Noche del papel blanco,

estrellado el papel remojado en tinta,

densidad del silencio.

Recreo a los asesinos por sentir que este silencio es una aventura,

drogadictos que matarían por mil pesos.

Las hierbas miran impasibles con su peca de agua.

Continuidad de los ríos del cielo,

y esa corriente silenciosa halla convergencia

en las dos manos que se juntan,

manos de alguien con el gesto de espera,

y luego ese calor de callos se dirige a la cara,

frotando el papel,

crujiendo el cielo de tinta.

Tú eres mi pan,

le dice la boca a las manos,

Tú sobas mi ser, completas mi palabra

en el gesto de espera.

Verano.

Los grillos se despiertan y luego tornan a pájaros,

un canto se sobrepone al otro.

Y éste es el diálogo:

Asesino de ojos desorbitados,

estrella crujiente,

zorzal gorjeando a lo grillo,

reunidos todos a la mesa

para compartir el cálido pan de manos

de quien cierra los ojos.

 

 

Milagro

 

Mi milagro

tenía los pies de cordero

atados de cinta roja

sobre la parrilla de las defunciones.

 

  Entre los carbunclos de la parra

y los cabellos de la palmera

vislumbré un huevo asesino.

¡Milagrosa la copa de su concepción!

¡Ácida y ardiente

la savia de sus contorsiones!  

 

  En dos esquinas asfixiadas

sentí el trompetazo

del candelero que se posa en las espaldas…

 

  ¡Mi milagro

tenía los pies de cordero

atados de cinta roja

sobre la parrilla de las defunciones!

 

  Escruté el ojo de todos los días

y fijé el alfiler de la suerte

para comprobar que el mundo es un globo.

 

    (Mi )

 

  Clavé la cruz gigantesca

en la saliva de las entrañas…

 

  (milagro )

 

…para sentir el placer de las bolsas.

 

  (tenía )

 

  Miré al ventilador que roba el aliento…

 

  (los pies de carnero )

 

…para cobrarle mis letras…

 

  (masacrados con corte y hoja )

 

…mis guitarras de electricidad de rayo…

 

  (sobre )

 

…mis hilos para el oro…

 

  (el apetito de los comedores )

 

…y mis amuletos para la ocasión

de las suertes.

 

  Mi milagro

era de cuerdas de cabello

ajustadas al pie

de las proporciones.

 

  Corrí sobre zapatillas de carne propia

a beber lo gris

en la panadería de los clavos.

Coronando un músculo

con el tatuaje de acantilado

me refresqué de los niños…

 

  (El milagro de las aguas

se cumplía )

 

  Vacié mi mercancía

a las manos de pozos requisadores:

frías y teñidas cayeron las cruces;

se descamaron los rostros de acuarela;

los entretenimientos de manos atadas

desaparecieron en bocanada de balas;

¡los círculos se hicieron hasta rodearme!

 

  (El milagro de las luces

se proyecta sobre ciertos cráneos)

 

  Convoqué a los Siete Pecados,

¡los engañe!,

hice que se hirieran

con sus tenedores y molares

y los torturé

hasta encarcelarlos.

 

  Hice crecer barrotes

regando con la saliva

de sacrificios apurados.

Injurié, pero lo hice recóndito

de cajones.

Sojuzgué a los estómagos

a detenerse.

¡Las construcciones más solas

fueron hechas con hondos tambores!

 

  (El milagro de las hierbas

se deshace de mediodías)

 

  Las construcciones, los vasos…

 

  (Mi milagro de las hierbas  )

 

…en sus cortinas guardan triángulos…

 

  (se deshace con las cintas)

 

…triángulos.

 

  Mi milagro

tenía los pies de cordero

desangrados de cinta roja

sobre camas, parrillas, días y defunciones.

 

  Al retornar a la ciudad

recobré mi nombre,

notando que había despertado

sólo de una cama.

Respiré hondo

tragándome los innúmeros paisajes,

manteniendo dentro

todos los milagros

con sus respectivas campanadas.

 

  Me hice de agua

para calmar todas las bocas

de la raza…

 

  (El rito de las copas

se regocija)

 

  Me hice de aire

para escaparme

y cometer los asesinatos

de una sola vez…

 

  (El hambre de los sacos

se exasperaba)

 

  Me hice de amantes

para viciar las venas

y la sangre amarga…

 

  (Los besos rotos

soltaban sus vidrios)

 

  Me hice de un cuerpo

para danzar

con los cadáveres más inmundos…

 

  (El horror de los días

cada día

se presentaba)

 

  Me hice de sangres

para parecerme

en alma, cuerpo,

gesto y esperanza,

a un saco…

 

  (Cada día

se hizo su día)

 

  No pude llorar,

pues las lágrimas quemaban.

No pude gemir

ante las iridiscencias del día.

No pude corresponder los besos, pues

¡tantos muertos!, ¡muertos tantos!

Para respirar

encontré cajones y no espacio

No pude, no pude,

no pude más que arrebujarme en este traje

y mirar las maravillas que caían

                 y se distraían solas

perturbando con su lluvia

a las calaveras heladas y vivas.

 

  Nada más queda…

           El féretro se acerca…

         en el féretro somos,

              ¡junto al féretro comemos!,

     sobre el féretro danzamos,

     y con el amor

                 al féretro ahogamos.

 

  Mi milagro

tenía los pies de cordero

atados de cinta roja

sobre la parrilla de las ilusiones.

 

Chapuzón en el charco

 

El adoquín es el espejo que alumbra la mejilla

(mejilla oscura, bosque umbrío

de pastizales, de arbustos,

de rosas en espinas que diluyen la tinta).

Diez de la noche.

Neblina para ser fantasma.

Cuidado de andar rozando cables electrificados.

Cadencia de dejar de ser

al exhalar el vapor.

Lo negro es el espejo que ilumina.

Tropezar con el charco,

pozo de las preguntas

para quien ha diluido su rostro

en neblina.

Ser una sombra,

aquella que suma negro sobre negro

en los adoquines.

 

Requiere de valentía inclinarse

y posar las manos en el charco

con este frío.

¿Quién eres, onda?

Soy tu pregunta

que se vuelve estatua esbelta

con esta quietud.

 

Requiere de coraje aquietar

las ondas que corrompen la ilustración

de este pasadizo.

¿Qué dices, niña?

Soy tu espejo,

tu húmeda almohada de leopardo

para quien ya no siente el frío ajeno.

 

Juegos de agua

 

Como arrojando piedrecitas

en la poza

(tintineantes los pianos de Ravel)

yo lloro esta lágrima de semen

Mi ánimo es el de una vela

que se llora a sí misma

abrazándose en su propia materia

Salpico charcas sin saber de quién es el juego

Creo en la música de los interiores

espero que unos dedos ajenos

golpeen en mi ventana

Miro cómo tibia cae la lluvia

en el vidrio

Adolescente, espero por cualquier cosa

Sigo

con paso tembloroso por la humedad

el sendero que lleva a la fantasía

el sendero de la fantasía

Con mis quince años

soy el que mira a los padres de mis amigos

como mis mejores amigos

mejores compañeros

Caigo en la música inocente

pues en la fantasía

el tacto ajeno

hace la seda de una camisa

que es ropa cómoda al cuerpo

 

Como sosteniendo mi nervio

aprieto la vela

y lloro mi gota de esperma

que con un chasquido

dice Sí    Vamos

en una noche en la que estoy solo

Juegos de Ravel

Juegos al revés

Una puerta golpea varias veces

como mecida por el viento

pero soy yo nomás

el que se imagina ese piano

pareciera ser el chasquido de la vela

 

La espera de las cosas hermosas

y es que a las 5 de la mañana

a los 15 años

Siempre se para el fauno de la fantasía

en el montículo

que está enmarcado en mi ventana

Dice cosas confusas

y yo simplemente asiento

sin entender nada

pero comprendiendo en el lenguaje

de los sordomudos que quieren decir que sí

 

Camino por un piano

en el cual                    

cada tintineo

es la caída

una a una

de las semillas del plátano oriental

Y es que a esa hora de la noche

el único faro

es el televisor que alumbra

la cara

La televisión por cable

y uno sujeta su propio pene

como asiéndose a una viga

para no ceder a todo el torbellino

que rodea la casa en la noche

Y entonces la cara que mira el televisor

está quieta

pestañea poco

y uno como que besa

Siente el aire cerca

                         seda de la imaginación

de las manos del padre del amigo

que hacen una nueva camisa

una camisa que se ajusta al cuerpo

para decirle al de 15 años

que sí tiene cuerpo

La música de los juegos

cercando como el torbellino

 

Me quedo hasta las 6 de la mañana

pues a esa hora

comienzan los comerciales de Open Market

en el cual muestran a un chico

haciendo abdominales con

una máquina

me sé de memoria el programa

y las luces del alba

hacen que el fauno que rodeaba

la casa de noche

ya no aparezca

ya no tenga su túnel de llegada

hasta el marco de mi ventana

Poco a poco los zorzales

y otros pajaritos

reemplazan a los tintineos

de unos dedos imaginados

                        que golpeaban en mi ventana