Selección de poemas de Cecilia Palma

Cecilia Palma 

Santiago, 1962. Pertenece a la llamada generación NN o de los “sobrevivientes”, como se menta a aquellos escritores que comenzaron su actividad literaria en los ochenta o inicios de los noventa, en el periodo de la dictadura militar chilena.

Fue durante dos periodos fue miembro del Directorio de la Sociedad de Escritores de Chile. Sus textos han sido traducidos al italiano, inglés, ucraniano, alemán, francés y noruego. Ha participado de varios congresos de escritores , tanto en Chile como en el extranjero.

SUS LIBROS: –A pesar del azul 1992. Autoedición; –Asirme de tus hombros  2002. (Colección La Estocada Sorpresiva)  Editorial Mosquito; –Piano Bar. (2007) Subway Ediciones. (Beca Fondo Bicentenario, Municipalidad de Maipú); –Central Los Molles. Ediciones privadas, Endesa Chile (2009); –Amanecer en Cipreses. Ediciones privadas, Endesa Chile (2010), –Baldomero Lillo. Obra Reunida, Editorial RIL (Beca Fondo del Libro); Vuelvo de Siberia esta tarde. (inédito – mención honrosa concurso nacional Eduardo Anguita); El Beso de Judas. (Inédito).

ANTOLOGÍAS: -1997, Antología Cien poemas de amor y de lucha; -2005, Antología Poesía de los 80;  -2006, Panorámica de la Poesía de Maipú ; -2007, Antología El Lugar de la Memoria; -2008, Antología Presencia Femenina en la Literatura Nacional.  (Chile 1750-2005); -2009, Antología Fin de Siglo. Nueva Poesía chilena años 80; -2009, Chile Fértil Provincia, Antología de la Poesía chilena. Casa de las Américas. Cuba.

RECONOCIMIENTOS (últimos) -1995, Beca Fondo Nacional del Libro y la Lectura, -2007, Beca Bicentenario, Municipalidad de Maipú. Libro Piano Bar; -2009, 2ª Mención Honrosa, concurso Nacional Eduardo Anguita  -2009, Beca Fondo del libro, apoyo a Ediciones Especiales. Baldomero Lillo. Obra Reunida.

 

De Piano Bar, 2007

 

 

DESPEDIDA

 

Un mar de arena templada

tras la música de tu frontera

nada importa

pero estás precipitado

en mi línea de fuga

en el macabro cuello de los cisnes

en el vuelo rasante

de una imaginación asesina.

 

 

KAMIKASE

 

De quién sabe cuántas vidas o muertes

obcecada entre tus hemisferios

la poesía te señala

tras al espejo

te persigue con la invención

de un sueño a la carta

de un sueño dispuesto

a volverte la cabeza

 

 

LA ÚNICA PELÍCULA QUE NO HEMOS VISTO

 

Y aquí estamos entumidos

como a la salida del cine

en invierno

entumidos y tan solos

dando manotazos al mundo

pálidos y ojerosos

arropados en sábanas deslucidas.

Así nos encuentran los días y

noches

incapaces de decir basta

entregados a la disciplina

diaria

al cotidiano devenir de la

muerte

asidos al rebaño a regañadientes

disconformes

frustrados

desolados

soldados de plástico barato

envueltos en pilchas de liquidación.

Amargados

¡reconoced!

no somos más que marionetas

agujereadas por balines

aburguesados

actuando una mala obra

para la eterna taquilla de siempre.

 

 

TRASNOCHE

 

El despertar de la turba

señala la certidumbre de tu escape

al mediodía te elevas somnoliento

y te apoyas en tu estrella de vidrio

muda testigo de una noche en

vano intento por concebirte.

 

 

CENICIENTA

 

Esa noche

los carruajes de fina sangre partían

en tropel hacia baile y tú

disipadas tus intenciones

corrías río arriba sin un zapato.

Una estrella muerta vigilaba tu honra

bajo el árbol

como presagio

como si fuese posible dibujar

tu perdición.

 

 

HISTORIA SUCINTA

 

De seguro intentarás besarla

con la pasión de las películas

calcularás el momento exacto para

sorprender su mano en la

oscuridad del cine

y repetirás el parlamento como

otras tantas               justo

cuando el protagonista diga lo propio

después                  

saldrás con ella entusiasmado

la noche será presa de tus calles

y ustedes

simples navíos en descontrol

descuidarán todo con tal

de olvidarse que no habrá

un solo motivo

para que mañana se

reconozcan

 

 

SÚBDITA

 

Tambaleándose

mientras cantaba let it be

sacó lentamente sus vestidos

el espejo babeaba de impotencia

en ese cuarto tan oscuro

y ella

princesa de Nefige

santigua su pecho con el espeso

amén de su trabajo.

 

De A Pesar del Azul, 1992

 

 SOLEDAD I

 

Despapo el abismo

bajo la cama

la frialdad matinal entra

buscando refugio

 

 

NO DEJARTE SOLO

 

Quiero tomar una copa

viejo amigo

envenenarme de su jugo de uvas

acompañarte

a tu postrera morada

no dejarte solo Dylan Thomas

para que tú me acompañes

también al último de

mis refugios

 

LA VISIÓN Y LA CALLE

 

Su cabeza calva aparece en el umbral

derruido. Los árboles

se agitan, las hojas se preocupan

y los caballos relinchan temerosos.

La soledad que hay en la calle

es tan profunda, que decenas de carruajes

y tranvías no podrían perturbar esta visión.

 

 

LA VEJEZ DE LAS HOJAS

 

Se desprenden las hojas

hartas de mecerse dejan que el viento

las arranque de las ramas,

secas, decrépitas, eternas

se arrastran por las calles.

Están cansadas, saben que

“morir no es nada nuevo…”

 

 

De Asirme de tus hombros, 2002

 

 

UNA MUJER

 

Una mujer

agrede a la monotonía calle arriba

entre huellas pierde la mirada

dibuja los sueños en

las esquinas tras el

aliento de las escaleras.

 

Una mujer esconde

la soledad en sus

bolsas

desconoce la edad de

las paredes mustias.

 

 

IDENTIDAD

 

Observo al tiempo

desde mis sueños

para no olvidar

quien soy.

 

 

VIDA

 

Cada cierto tiempo

duermo el sueño

eterno

reparo las cruces

solitarias

rearmo palabras que

me arraigan en todas

las vidas y

despierto mujer con

los sentidos asomados en

el horizonte tras el sol

tan desnuda entre los

jardines del Brindavana

reptando sagrados por el cuerpo.

 

Deshojo en

silencio las edades que

me habitan

desde las palmas me

nacen caricias cómplices

imperturbables

inconscientes

para cubrir los girasoles

desprendidos desde mi

vientre.

 

 

VAN GOGH

 

Su cama es la cama

de los ojos revueltos

orejas colgando de

la colcha y de hormigas que anidan

en la almohada

su alcoba es la

alcoba de ropas que

se reparten por todas

partes y de

cuadros que velan

la noche de su

infierno.

 

 

INÉDITOS

 

 

ADIÓS A LAS 0:49 HRS.

(a Salvatori Coppola)

 

Nada es más urgente que la vida

la condena en vigila permanente

roza a la otra imagen

hambrienta de su presa

la espera vigila.

 

Irremediables

los instantes caen

a la búsqueda de todas las

vidas que nos rondan

insomne en la despedida

inauguro este papel en blanco

el misterio ha sido develado

tras la trinchera de tu párpado

fugitivo e invisible

huyes por otras calles.

 

 

EL CIEGO

 

El ciego golpea su marcha

toques suaves

precisos golpes de

bastón en Braille

no conoce el ciego su rumbo

lo pulsa

secretea con la bruja

le pregunta por ti.

 

Las piedras las rubrica con

su estela de toqueteo,

anónimo el andar del ciego

y negra

          negra

su línea de fuga

pero avanza.

 

 

PROSAPIA

 

(a Catalina Mancilla Palma)

 

Zócalo sombrío antes de ti

pero anidaste

te decidiste a manar desde el

fondo de la tierra

como si la urgencia de la vida

te atrapase agua y piedra

un pedazo de energía

me convirtió en leche esa noche

arremetías libre

desde mis entrañas

con fuertes garras te aferraste

cientos de brazos te nacieron

para no caer al abismo

desde entonces triunfadora

desde entonces viva

sorbiste de mis jugos agrios

y sobreviviste al escarpado

y las grietas

las balas pasaron por sobre nuestro

territorio

tú me liberaste de cadenas y muertes

el precio era alto entonces

la noche de los mil días

mascaba hambrienta las esquinas.

 

Mis versos fueron reescritos

el color de mis pupilas se enajenó

éramos dos desde allí

Nunca más sola

Nunca

      más

          sola

 

Sorbió el agua la peste

yo te protegí de los demonios

(de los tuyos y los míos)

mi cuerpo fue una carpa de Nylon

escudo de todas las armas

reímos hasta caer de espaldas

imaginando esos ojos vacíos

un amanecer cualquiera

te crecieron tus propios dientes

y la niña que fuiste me entregó

un suspiro envuelto en mantas rosadas

el universo hubo de nombrar a otra

              lumbre

la vida sigue su curso

me dices cantando y

reconozco la misma tonada que

otrora mi propia madre

me cantara.