Textos del taller literario del Liceo A-13

Taller literario del Liceo A-13 Confederación Suiza 2009.

Dirige: Susana Sánchez.

Proyecto “Letras en el Liceo”, de la Corporación Letras de Chile.

Amanda Muñoz Antilef 1º D

Valium

Llovieron tantas lágrimas sobre la alfombra que sin pensar en nada trago con angustia la cápsula de las fantasías. Se desploma mi cuerpo en el piso como por voluntad propia. Trato de pensar una vez más en tu sonrisa. Tus ojos  brillantes se abren ante mí y su color miel me hipnotiza llevándome a un desierto infinito. Una insoportable soledad invade mi alma  y  de nuevo la lluvia  me ahoga. El sol se extingue oscureciendo todo, siento miedo, desesperación y frío. Tu cara ha desaparecido. Pero una pequeña luciérnaga vuela suave hacia mí posándose en mi hombro. Es tu brillo. Vuelves a iluminarme y traes a este desierto tan seco un mar de caballos azules que atraviesan mis sueños. Me monto sobre uno como un maestro y voy en tu búsqueda.

La música está en todos

El despertador acaba de sonar, aunque me cueste mucho salir de la cama todos los días trato de apresurarme, debo ser puntual al menos una vez en mi vida. Me despido de mis mascotas, tomo el violín en su estuche y salgo de mi casa a paso ligero. Camino hacia la Academia de Música. Me dirijo con ansias al salón que me corresponde, abro la puerta y me encuentro con mis tres nuevos alumnos. Son jóvenes de unos catorce años. La  niña alta de la izquierda sostiene una viola,  un hermoso violín el muchacho sentado en el medio y el de la derecha,  un chico muy bajo de apariencia enfermiza, sostiene un violonchelo. Me presento y ellos hacen lo mismo.

La profunda inseguridad en sí mismo  del  joven del violonchelo queda de manifiesto:

-Yo… no creo que pueda tocar un instrumento así…- tartamudeó.

Era exacto lo que yo pensaba cuando tenía su edad. Pero tuve una buena  maestra. Ella me enseñó que no importa la forma ni el tamaño que tenga el instrumento, tampoco lo mucho que nos cueste aprender a tocarlo. Lo más impórtate es el amor por la música y nunca rendirse. Les hablé sobre eso con entusiasmo.

Practicamos toda la tarde.

Ha sido una de mis clases más entretenidas. Al término de la lección nos fuimos sonriendo, ellos tres y yo.

 Incomunicación

Luis se veía rodeado por los integrantes de la extraña tribu, sintió  miedo, pero se negó a demostrarlo. El jefe era un ser gordo y verde con un cetro de oro en la mano con el  que golpeaba fuertemente la pared del fondo, señalando un rectángulo negro con unos jeroglíficos escritos que le era imposible entender.

La criatura verde gritaba con enfado en un idioma que Luis tampoco entendía. Los demás miembros de la tribu hablaban el mismo idioma extraño.

 El jefe lo apuntó y balbuceó algo, quería que Luis se le acercara. Luis le hizo caso y caminó con mucho miedo hasta él. Se paro enfrente del rectángulo negro lleno de jeroglíficos y lo miró con confusión. El monstruo le extendió un trozo de tiza y dijo al fin en el idioma de Luis:
-Resuelva estos ejercicios o  se queda castigado después de las clases.

 ¡Hora del Té!

Son las seis de la tarde y el Sombrerero Loco se sienta en su pequeña silla frente a su amiga la Liebre para disfrutar la hora del té. Desesperado porque ese acto se repite cada hora sin cesar. Siempre el mismo té y la Liebre hablando siempre de lo mismo: que su esposo, sus hijos, sus vecinos, que el tiempo. El sombrerero  calcula que lleva ya una semana completa repitiendo el interminable té frente a la Liebre que no para de hablar. El sombrerero mira el reloj con forma de gato que no avanza ni un segundo pero que mueve sus pupilas de izquierda a derecha. A punto de estallar, el sombrerero se tapa los oídos y llora. La liebre sigue hablando sin  darse cuenta del fatal estado de su amigo. Rendido al fin, el sombrerero saca la pistola que guarda en el sombrero y  apunta a la Liebre. Al fin se hace silencio. Asustada, la Liebre salta sobre el reloj de gato y mira a su amigo confundida. La mano del sombrerero tirita y suda como nunca. La liebre es su amiga y la quiere mucho pero ya no soporta la situación.¡ Suceda lo que suceda, el tiempo tiene que avanzar! La Liebre cierra los ojos. ¡Bang! Suena el trueno del disparo que atraviesa un cráneo. La Liebre abre los ojos ¡Estaba viva! Sus ojos se llenan de lágrimas al ver a su amigo en el suelo. La Liebre baja del reloj para ayudarlo pero esta muerto. La liebre gira la cabeza para encontrarse con la sonrisa horrenda y los ojos llenos de maldad en el rostro de  gato. Esta sola frente al asesino…¿qué será de la pobre Liebre ahora?

Carlos Herrera Wiese  2º C

El Zapatillismo

La pelota estaba harta de los golpes que recibía en esa cancha marchita. Se la llevaban de un lado a otro intentando un gol. Los zapatos corrían en su busca para pisotearla si intentaba escapar. En un desesperado intento rodó con gran fuerza hasta llegar al otro extremo del campo y aprovechando el leve golpe de un zapato abusador salta una gran distancia queriendo alejarse de ellos para siempre pero no lo logra. Cae desilusionada, sin saber que el zapato que la golpea cruelmente será su salvación. El golpe la impulsa por los aires hacia el exterior del estadio, allí, un zapato más considerado la recibe feliz y la acaricia. Ella se siente querida y va soltando la delicadeza de su alma, esa que había guardado para soportar los duros golpes que recibía en el juego de su vida.

 La Billetera

 Vea que linda billetera, me la regaló mi padre al partir para Estados Unidos en busca de trabajo, la tengo varios años ya porque me la dio cuando yo tenía nueve. Fue lo único que tenía para darme, pensarás que no es gran cosa pero la conservo como el único y último recuerdo de mi papá; y mire sus iniciales: C.H, que no es el nombre de él sino de mi abuelo, César Huamán. Él le obsequió su billetera a mi viejo y él la puso en mis manos; Así es que es muy preciada para mí, la he llevado siempre conmigo porque al mirarla me refugio en ella y me libero de la soledad que siento y veo, en mi mente la imagen de mi padre y lo abrazo todo lo que puedo…Bueno pues, mi querido compañero y amigo, no puedo hacer nada más que soñar puesto que mi papá ha muerto en un accidente del trabajo. Me llamaron por teléfono para informarme con toda frialdad que una caja de madera de tonelada y media le había caído encima.

Sabes, yo he superado todo eso, no tengo conflicto, las cosas son así, pero mejor sigamos trabajando  no vaya a ser que nos echen de la construcción.

 La nube gris

Escribía un diario de temática perversa, dedicado a sus enemigos no correspondidos: Los peruanos. Cansado de inventar mejores ideas de exterminio humano y escribirlas en su Biblia oscura, prendió el DVD y la televisión y puso una película de racismo para descansar en su día libre.

Cómodo en su largo sillón de cuero, observaba las escenas violentas contra los extranjeros.  En  la ventana, las cortinas color nube gris estaban cerradas para proteger su intimidad. Se concentraba en las partes más crueles tomando notas para el libro que tenía pensado publicar. Concentrado en la película, no escuchó el estruendo que venía de la calle. Disfrutaba el sufrimiento de los peruanos e imaginaba los nuevos que pondría en práctica. Los había hecho trabajar horario completo, con media hora de descanso, los explotó hasta que se desgastaron y si uno se cansaba o se quejaba lo despedía, pagándole solo el diez por ciento de su sueldo. Nadie podía hacer nada porque era tiempo de crisis y no podían dejar de trabajar. Él era el penúltimo con mayor poder, nadie lo supervisaba su trabajo y su superior le creía; era una persona de confianza, que hacía crecer el negocio.

Ese día, los hombres que habían sido despedidos fueron a protestar frente a la puerta de la  casa del explotador. Eran muchos, pero nadie les respondía, prepararon  bombas caseras y antorchas con materiales simples. Lanzaron las bombas de humo por la ventana del supervisor, quebrando los vidrios y quemando las cortinas nube gris que salpicó sus cenizas encima del televidente, el diario malévolo  se incendió en la mesita del living por causa de los pedazos ardientes de la cortina y  abrió nuevos focos de fuego amenazando con incendiar la casa. De esa manera correspondieron los extranjeros el odio de su jefe contra los peruanos. 

 Alexis Ricardo López Cifuentes 2º B

Gafas en forma de Corazón 

Ella es la única que me recuerda en el liceo.

Ella, jamás olvidará lo que hicimos con  vestido blanco, no lo hará. Tampoco lo disimula. Éramos los dos, solos, a oscuras, y mis palabras sonaban como cacofonías. Sus ojos azules me miraban a través de sus gafas en forma de corazón y se veían  tan negros y oscuros como nuestros más profundos pensamientos y deseos. Su pelo rubio era castaño en la oscuridad.

-Bésame, te curará pero no te hará olvidar- susurró con voz apagada, apretándose cada vez más a mí.

Lo hice. Sus labios eran suaves, cálidos y pequeños como una fresa.

-No me importa si te clavas a mi, si me atajas con agujas y alfileres, solo dime que puedes clavarme a ti.

Nuestros cuerpos se fusionaban en uno solo, entre besos, caricias y  desesperadas palabras  de lujuria.

-No rompas mi corazón, niña mía. Por favor, no hagas que  rompa tus gafas en forma de corazón.

Sus manos tocaron mis mejillas y  hubo un brillo en sus ojos azules.

De su vestido blanco brotó una mancha roja a la altura de su pecho.

-No me importa si te clavas a mí, si me atajas con agujas y alfileres, solo dime que puedes clavarme a ti y tú a mí-repitió.

La mancha escarlata lanzó una hebra roja que alcanzó mi pecho. Los dos estábamos fundidos en un extraño abrazo, donde el dolor y el placer se mezclaban,  un éxtasis desconocido, un vendaval de emociones, borrachos de tacto y olores.

-No rompas mi corazón, no hagas que rompa el tuyo…

-Shh…

Ella jamás olvidará lo que hicimos con su vestido blanco. No.

Hora final

Espero con sueño, cabizbajo y distraído mi hora final.

Todo flota oscuro, tranquilo incluso.

Caballos azules atraviesan mi sueño, interrumpiendo las negras imágenes y acelerando la sensación de flotar. No se si sueño pero todo parece tan real.¿Qué es eso que aflora en este lugar preternatural en que me encuentro?  Humos evanescentes, grises y de olor acre  se pegan a mis fosas nasales dilatándolas con un olor punzante. Y  veo con horror que los humos provienen de un fuego fatídico que quema mi cuerpo mientras mi rostro sonríe como  el vil y horrendo hombre que he sido. ¿Qué me estaba pasando? Y de pronto lo entiendo. Los caballos azules han atravesado no solo mis sueños sino también mi cuerpo y mi alma, llevándose con ellos mis formas de felicidad, mis triunfos  y la poca de compasión y escrúpulos que quedaba en mí. Dejaron solo las penas, los fracasos y las pesadillas. Y lo merezco por lo que soy, un ser humano complejo, un asesino en serie, acosado por la policía y la prensa.

En el fondo siempre esperé  que  ÉL, tan amado, temido u odiado, me perdonara y evitara que fuera a parar de cabeza en este infierno. 

Futuro esplendor

El futuro ha avanzado y yo me sigo absteniendo a avanzar con él. Prefiero vivir enterrado en una montaña de libros de diferentes autores y temáticas. No ha habido muchos cambios, los autos no vuelan y el hombre no vive en la Luna. Mis costumbres son algo arcaicas. Soy un escritor famoso. Escribo cuatro horas diarias y leo otras cuatro, como dijo alguna vez uno de mis autores favoritos.

Hay una larga fila de personas frente a mi puerta esperando un autógrafo, no tengo hijos, los niños son un grano en el culo. Me gusta lo que hago, lo disfruto y casi siempre  puedo darme los gustos que  quiero. Cualquier capricho que pueda ocurrírseme. 

 Concreto Urbano

Ella volvía a sentir esa sensación de déjà vu cuando su pie tocó la arena petrificada por el hombre.  El viento golpeó su rostro cortante y frío dejándole alrededor una sensación de halo. Las imágenes se volvieron rápidas y los sonidos lentos. Lágrimas calientes y una palabra ahogada en la garganta. Un grito en el exterior y el eco de risas sarcásticas y maliciosas. Nicole volvía a chocar de cara contra el cemento.