Por Miguel de Loyola

Mientras más gastamos, más ricos somos. Esa es la consigna. Una consigna que habría matado de espanto a nuestros abuelas, a nuestros antepasados más ilustres. Mientras más botamos más ricos somos, ha sido la consigna de los últimos años. Así es como el planeta se ha llenado de basura, así es como el hombre produce toneladas de basura minuto a minuto.

Nadie me saca de la cabeza que esta crisis responde nada más que a una suerte de despilfarro. Cual más, cual menos es tributario del sistema. Seguimos botando millones de botellas todos los días, trillones de bolsas plásticas, de latas de cerveza, seguimos comprando cientos de miles de porquerías chinas que no sirven para nada. Seguimos botando todo al tarro de la basura, incluida la vida.

Antiguamente se cuidaba la electricidad en las casas, el agua, el gas… Hoy las luces están encendidas día y noche, día y noche están los avisos publicitarios haciendo pestañear sus luces, día y noche no para nadie de gastar electricidad, en televisores y estúpidos programas, y en esos malditos teléfonos la gente no para un momento de hablar, las más de las veces una imbecilidad tras otra. Cómo estás, qué estas haciendo, cómo te fue…

Es evidente que a mayor producción de bienes de consumo, bienes utilitarios y por tanto desechables se activa la industria de la porquería, pero ya ven los resultados. Nos hemos gastado todo y el dinero tampoco ahora está en los bancos, se lo embolsaron hace rato los especuladores, los hábiles para cosechar fortunas sin crear nada. Se han llevado el dinero del planeta, se lo han llevado a Marte, es de suponer. El capitalismo se devora a sí mismo. Homo, hominis, lupus.(Tito Marcio Plauto)   No importa lo que eres, importa lo que tienes. En realidad tampoco importa lo que tienes; «compite» porque lo único que importa es tener más que los demás.