Tenemos tanto que contar, por Julio César Ibarra

En el proyecto “Tenemos tanto que contar…”  han confluido muchas historias, las de nosotros, las de ellos y las de ellas.  Historias de un siglo e historias recientes, los cuentos de los viejos y viejas y los relatos de las jóvenes que se integran a este movimiento circulatorio que es la generación de la cultura, la narrativa y la poesía del pueblo.

Conocí a Martín Faunes a través de su proyecto “Las historias que podemos contar”, un día lo invité a un evento organizado por la revista electrónica de la cual soy fundador www.ciberokupa.cl, nunca se enteró de quién lo había invitado hasta el día en Diego Muñoz Valenzuela, en un encuentro del directorio de Letras de Chile, nos contó de la experiencia de la Fundación Mempo Giardinelli en Argentina con los abuelos y abuelas cuentacuentos, y por esas cosas de la vida, Martín y yo estuvimos de acuerdo en tomar la idea y replicarla en Chile, haciendo una experiencia piloto.

Enseguida, tomamos contacto con el Hogar de Cristo, quienes nos enviaron al Centro de Encuentro del Adulto Mayor (CEAM), en la población El Castillo, comuna de La Pintana, al sur poniente de Santiago.  Allí formamos un taller para enseñar a contar cuentos a los adultos mayores del CEAM, con el propósito de que éstos cuando estuviesen listos se presentaran en los colegios y organizaciones del sector que demandaran sus servicios. 

En el inicio, nos encontramos con ancianos y ancianas, estas últimas, especialmente,  con cuentos sombríos que hablaban de abandono y decepción, mas Martín tiene una enorme capacidad para asumir el dolor humano y transformarlo en un desafío.  Así fue como invitamos a todos los participantes a contar la historia de su primera amor.

 Este fue un acto mágico y sanador, ya que los y las llevó a recordar un momento en su vida, pleno de dulzura  y felicidad.  Por cada frase que salía de sus bocas se iba incubando una emoción tierna y antigua a la vez, y cada una y uno recordaba con detalles el contexto, los colores y el sabor de ese momento, a través de ellos y ellas pasaban las calles y los barrios de la época, los tranvías, la música, el color de las casas y las canciones que se escuchaban en la radio.  Una historia viva y llena de emociones.

 Un día, Martín nos recordó que sólo los héroes y los grandes personajes de la nación tienen historia, todo el mundo recuerda a nuestro héroe nacional Arturo Prat, mas casi nadie recuerda a los marineros que estaban con él en el momento de la inmolación.  Y sí había marineros, cabos y sargentos y el pueblo no los recuerda.

 Así es que nos hemos propuesto escribir la historia de nuestros ancianos y ancianas, para llevarlos siempre en el corazón, porque recordar significa eso “pasar los recuerdos una y otra vez por el corazón”. En la actualidad, el proyecto es patrocinado por  el consorcio formado por la Fundación Hogar de Cristo, que acoge a los adultos mayores mediante su CEAM; la Fundación Un Techo para Chile, que atiende a los niños y niñas que asisten a las Bibliotecas Infocap, instaladas por la Universidad del Trabajador de los jesuitas, en todos los campamentos o asentamientos de Chile, y que han prometido que en 2010 habrá un país sin campamentos y; la Corporación Letras de Chile, a la cual pertenecemos en nuestra calidad de escritores Martín Faunes y yo.  Todos nos hemos unido para impulsar en el país un Plan de Fomento de la Lectura y la Escritura que potencie a nuestros niños y jóvenes haciéndolos más inteligentes y fuertes.

 Los participantes del taller se transformaron en los Cuentacuentos de La Pintana y en su calidad de tales han asumido la responsabilidad de asistir a 19 de las 26 Bibliotecas, ubicadas en los campamentos de Santiago, ellos y ellas se han transformado en los embajadores del consorcio, en sus corazones y espíritu hemos puesto nuestras esperanzas, y ellos y ellas lo han asumido como una misión trascendente.  Nosotros estamos allí para transportarlos, para cuidarlos como si fueran el único fuego que tenemos y que tenemos que repartir por la tierra, para todos y todas alimentemos el hogar que tanto nos hace falta.

 Con Martín hemos prometido que llevaremos esta experiencia a todas las Bibliotecas Infocap del país. Donde haya un campamento allí estaremos, aunque en esto gastemos lo que nos queda de vida.