por Osvaldo Pellín, escritor argentino residente en Neuquén. El cuento pertenece al volumen AFUERA DE NOSOTROS Y OTROS SILENCIOS, publicado por Editorial Ruedamares en 2006.

Dicen que, invariablemente, se me da por exagerar. Pero creo que no es tan así. Ocurre que presto mucha atención a las cosas cotidianas y no confío demasiado en su docilidad.

Si, por ejemplo, tengo que viajar, pienso que tendré problemas con migraciones en el país adonde vaya. Que terminaré detenido y extraviando mi equipaje. Que mientras aclaro mi situación con las autoridades, además, me lo robarán. ¿Alguien se imagina quedarse con lo puesto y sin plata, en un país que no es el suyo? Al cabo, me consuelo pensando que no será tan así, porque tengo mis documentos en regla y salvo que mi cara les diga algo sospechoso, se ve a lo lejos que mi misión es puramente de negocios. Claro que no es tan así, ahora que ha cundido tanto la psicosis esta del terrorismo y cualquier apariencia está confiada a la exuberante imaginación de los controladores. No será tan así pero qué quiere que le diga, no puedo evitar verme en Guantánamo  fuera del tiempo y del espacio. No obstante, por aquello que el diablo sabe por diablo, debo reconocer que hace ya mucho tiempo que soy de cabotaje y  viajo lo menos posible o eludo hacerlo. Dirán que no es tan así, pero los que lo dicen, no leen los diarios.

Ya mi mujer me había observado la manera desembozada con que me había acostumbrado a mirar a las mujeres, aunque la llevara a ella del brazo. Pero no es tan así, porque ese rasgo, resarcía modestamente, una tan desviada como reprimida capacidad amatoria, que me iba carcomiendo. Pero mi mujer insistía que más parecía un viejo verde , que un hombre formal, ya en edad virtuosa. Pero no es tan así, yo me digo que el mirar no es más que un ejercicio vital tan inocente como estimulante.  Que inclusive, debe estar más confiado a la biología que a los  vicios. Como me dijo el doctor cuando lo consulté, “con eso , no le hace mal a nadie, amigo

.”Cuando dependo del buen tiempo, porque un acontecimiento familiar se hará al aire libre, como el casamiento de Norita, pienso en lo desgraciado que sería que lloviera. La gente dejaría de venir, las inundaciones nos impedirían a nosotros llegar a tiempo al lugar y recibirla como corresponde. El auto no arrancaría  y cuando nos dispusiéramos a tomar un taxi no pasaría ninguno o todos pasarían ocupados. Además, y siempre hay algo más cuando la desgracia se ensaña con uno, tener que pedirle prestado el auto a mi cuñado. Transigir con eso es una cosa que me desequilibra. No soporto su sonrisa sobradora, que en buen romance me quiere decir, ¿volviste al pie, che?

Enseguida me digo, no será tan así. Es posible que llueva pero nunca tanto. Igual me negué tenazmente a que la fiesta del casamiento de Norita fuese en el club del barrio que carece de salón techado. Al fin, hubo tantos desacuerdos que, no sé si por fortuna o por necesidad, los chicos se fueron a vivir juntos sin avisarle a nadie, prescindiendo de fiesta y otras ceremonias.

El medio ambiente es otro tema de controversias. Demás está aclarar que estoy hasta el fin con los ecologistas. El mundo por este camino está condenado. El agotamiento de los recursos naturales, la contaminación en todos los ámbitos, la lluvia ácida, el agujero de ozono… Por Dios, lo que se viene es terrible. Pero me dicen que no es tan así, que la ciencia y la técnica siempre encontraron el modo de superar todos los obstáculos al progreso. Desde la agricultura hasta los microprocesadores. Pero por ahora  no es tan así,  y esto sin pensar demasiado en los jóvenes, ¿quién carga con los daños, mientras tanto? Los que vivimos en este planeta y ¿con qué necesidad? Por eso soy vegetariano y en mi pequeña quinta de Adrogué he plantado árboles hasta tener mi propio bosque. Cuando me visitan mis amigos se animan a tomar sol y me dicen, acercate que no es tan así, tostate un poco fanático y se ríen. Y ni hablar cuando se habla de  política, en que siempre surge  el tema de la Argentina, y allí mi impresión, que no puedo evitar, es que desaparecerá del mapa y que nosotros, como el país, cambiaremos de nombre. Que cuando nos pregunten acerca de la nacionalidad, contestaremos, hasta ayer argentinos.  Hoy, no sabemos. Pero, y aquí si debo hacer un enorme esfuerzo para convencerme, de que no será tan así, al menos la nacionalidad la conservaremos. ¿Qué necesidad habría de cambiarnos el nombre y poner en evidencia el despojo? No será tan asi, seguiremos siendo argentinos, aunque eso carezca de verdadera importancia.

Además soy de soñar casi todas las noches, a veces bien y otras más vale olvidar. Pero últimamente me despierto angustiado pensando que no podré pagar la cuota de la hipoteca, que alguien vendrá del banco a exhortarme que debo pagar, que de lo contrario se me rematará la casa. Y mi imaginación sigue con detalles realmente de terror. Veo la bandera roja sobre la azotea de la casa y enormes carteles pegados en las paredes del vecindario diciendo, “Concurran el Domingo 30 al Gran Remate de  la casa de Lisandro Domínguez, Avenida Castañares 1375. Base muy barata”.

Cuando empiezo a tomar el desayuno esas mismas mañanas, antes de ir al trabajo suelo aliviarme pensando que no será tan así, que al menos durante ese mes, en que aun conservo mi trabajo, podré  pagar la cuota. Pero el  siguiente mes, es como largarse a cruzar un desierto el día primero y avizorar un oasis recién el 31.

A la que nunca le oigo decir que no es tan así, cuando habla de mi persona es a mi mujer, que opina que me estoy volviendo loco y que estoy volviendo locos a todos en la familia.Yo no creo que sea tan así, sólo que muchos de estos pensamientos los hago en voz alta y ellos terminan alarmados por mis tribulaciones. No me resulta fácil dominar esta manera  de razonar. Admito que me convierte poco menos que en un pájaro de mal agüero. Pero  pienso que no es tan así. Yo he aprendido por experiencia que debo estar prevenido por las cosas malas que puedan acontecer.