El robo

A Diego Muñoz Valenzuela

Siempre pensé que lo suyo era simple y llana cleptomanía. Le gustaba robarse un cenicero, el platito de la taza de café, tal o cual libro, la pipa de su mejor amigo. Sin embargo, la otra vez entendí que lo suyo era algo más grande: poco a poco se apoderaba del mundo.

Telepatía

Durante años he sido contratado por agencias antiespionaje: saben que mis poderes telepáticos son infalibles. Mi método mentalista, sin embargo, es simple: escribo un mensaje en una hoja de papel, la doblo y se la doy al contacto; él sabe que debe abrirla y concentrarse en el escrito. No importa si se encuentra en un submarino, en Siberia o en una cárcel. En instantes lee mis pensamientos.

La fuente de la eterna juventud

Quiso ser joven toda la vida. A los 22 años se pegó un balazo.

Insensible

A Rodrigo Toledo

Después de tantos años de trabajo no es raro que el ventrílocuo acabara hablando como su muñeco, y el muñeco, como el ventrílocuo. Lo que sí parece un exceso es que el muñeco, sin pizca de piedad, revelara que el ventrílocuo es mudo.

El código secreto

La Biblia esconde un código secreto en el cual, una vez decodificado, el lector puede leer el futuro. Es más, allí se lee lo que ahora lees. Es más, allí dice que mientras lees lo que ahora lees, yo ya lo escribí.

Marcial Fernández (Ciudad de México, 1965) tiene publicado el microrrelatario Andy Watson, contador de historias (Daga Editores, 1997, 2001 y 2002; Ficticia Editorial, 2005; Molino de Letras, 2007) y la novela Balas de salva, Ficticia Editorial, 2003. Además, con el pseudónimo de Pepe Malasombra, es autor de siete librosde tauromaquia.