Por Iván Thays
La feria del Libro Líber 2007 tuvo a la literatura peruana como invitada de honor. A pesar de algunos premios recientes en narrativa como a Alonso Cueto, Santiago Roncagliolo o Jaime Bayly , y algunos reconocimientos internacionales a poetas como Blanca Varela, Carlos Germán Belli, Antonio Cisneros, José Watanabe y Arturo Corcuera, la literatura peruana sigue siendo una gran desconocida en el mundo editorial en castellano.
La imagen de una literatura de énfasis realista es la primera que se viene a la mente de los lectores, amparados sobre todo en la celebridad de autores como Mario Vargas Llosa , Alfredo Bryce Echenique o Julio Ramón Ribeyro. Además, la presencia de una fractura entre el mundo occidental y el mundo andino también es otra imagen recurrente, en especial pensando en autores como José María Arguedas o Ciro Alegría.
Sin embargo, para quienes siguen más de cerca la literatura peruana es innegable que su naturaleza actual es la dispersión. Muchas voces, muchos estilos, muchos temas. La pluralidad ha logrado vencer al monolítico realismo social y a la poesía de denuncia; la pluralidad incluso ha desplazado a la «tolerancia» de quienes difícilmente aceptan que autores que clasifican de «experimentales» o «esteticistas» surjan con fuerza en medio de una literatura realista.
La caída de las ideologías (y con ellas, su férreo programa literario) y el ingreso de la introspección allanaron el camino para hacer de nuestra literatura un territorio más complejo y más rico. Temas como la violencia política conviven con obras de auto-ficción o novelas meta-literarias. Obras que suceden en territorios extranjeros o imaginarios y obras que ocurren en el interior del país. Ya nadie busca La Novela Total sino que, en la suma de obras, buscan la totalidad de un país en constante cambio y que encuentra en la diversidad la respuesta a su identidad y sus contradicciones.
Guía Literaria peruana
Actualmente, la ficción en el Perú es un abanico. En algunos casos, las obras se ocupan en un momento dado y tienen una lectura topográfica de la realidad (el espléndido Luis Loayza, Alonso Cueto, Fernando Ampuero, Miguel Gutiérrez, Jorge Eduardo Benavides, Isaac Goldemberg, etc.) También están aquellos que ubican sus obras en zonas andinas o rurales (Edgardo Rivera Martínez, Oscar Colchado, Zeín Zorrilla , Gregorio Martínez, Antonio Gálvez Ronceros).
En otros casos, las novelas crean una propia realidad a partir de la incursión en géneros literarios específicos (Santiago Roncagliolo, Fernando Iwasaki , Peter Elmore, Ricardo Sumalavia, Enrique Prochazka, Carlos Calderón Fajardo, Marco García Falcón). Y también está la literatura de introspección, que incluye la autoficción, como la de Patricia de Souza o Carmen Ollé.
Asimismo, hay autores excéntricos, de una obra compleja y difícil de limitar en un territorio de ficción usual, como Mario Bellatin o Gastón Fernández. Hoy en día, el camino de los escritores jóvenes es mucho más libre, menos delimitado, y por eso con mayores compromisos con la literatura misma: Daniel Alarcón , Luis Hernán Castañeda, Edwin Chávez , Johan Page, Carlos Yushimito, Ezio Neyra, Claudia Ulloa son algunos nombres a tener en cuenta.
En poesía, los años 70 se cristalizaron en una poesía callejera como la de Hora Zero (Jorge Pimentel y Enrique Verástegui son los nombres más usuales), pero también en una poesía de la experiencia como la de Abelardo Sánchez León y José Watanabe. Las tensiones entre la poesía social y una poesía intimista se dio en los 80 entre los poetas del contestatario grupo Kloaca (Roger Santiváñez, Domingo de Ramos, y un afín como José Antonio Mazzotti) y poetas considerados «puros» o incluso (injustamente) librescos como Eduardo Chirinos, Rosella di Paolo, Carlos López Degregori y Mario Montalbetti.
En la década de los 90, esta polarización se quebró definitivamente y dio paso a poetas notables como Xavier Echarri, Lorenzo Helguero, Jorge Frisancho, Miguel Ildefonso, Martín Rodríguez Gaona o Monserrate Álvarez. En estos años iniciales del siglo XXI, la poesía peruana tiene ya algunos nombres con obras sólidas como Luis Miguel Herbozo, José Carlos Irigoyen, Cecilia Podestá o Diego Lazarte.
En: ADN
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…