Microcuentos de Ramón Díaz Eterovic

Ramón Díaz Eterovic (1956)

Nace en Punta Arenas, 1956. Sus cuentos han sido incluidos en antologías publicadas en diferentes países y sus novelas han sido publicadas en Portugal, España, Grecia, Francia, Holanda, Alemania, Croacia, Argentina e Italia.

El año 2003 participó como escritor invitado en el Taller de Traductores de la Fundación Grinzane Cavour, realizado en España.

El año 2005, Televisión Nacional de Chile exhibió la serie “Heredia & Asociados” basada en sus novelas.

OBRAS

Ha publicado:

CUENTOS

Atrás sin golpe.

Obsesión de Año Nuevo.

Ese viejo cuento de amar.

NOVELAS:

La ciudad está triste.

– Solo en la Oscuridad.

– Nadie sabe más que los muertos.

– Nunca enamores a un forastero.

– Ángeles y solitarios.

– Correr tras el viento.

– Los siete hijos de Simenon.

– El ojo del alma.

– El hombre que pregunta.

– El color de la piel.

– A la sombra del dinero.

– El segundo deseo.

R y M investigadores (Novela infantil).

DISTINCIONES

Ha obtenido una treintena de premios, entre los que destacan:

– Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1995),

– Premio Municipal de Santiago, género novela (los años 1996, 2002 y 2007).

– Recibió el Premio Anna Seghers de la Academia de Arte de Alemania (1987), y

– El Premio Las Dos Orillas del Salón del Libro Iberoamericano de Gijón (2000).

MICROCUENTOS

Ramón Díaz Eterovic

PARAÍSO

Adán llevaba siete años en ese lugar. Conocía al dedillo cada grieta de los muros que rodeaban los patios y caserones. Eva había llegado una semana atrás. Aún no se acostumbraba a los barrotes que dejaban entrar el sol a pedacitos en su habitación. Se enamoraron a primera vista y reían de buenas ganas cuando oían decir que el amor de ellos era una cosa de locos.

CAFÉ SANTOS

Por las tardes la veía entre vahos de café y bolitas de mantequilla. Algunas veces se sonreían y otras, no. Ella era la señora de Azpillaga. Él, Julito el garzón.

OSTRAS

Sola y cansada se recostó sobre una piedra. El día desfiló por su memoria como un carrusel. Desayunos, lavados, compras, una tediosa reunión de apoderados. Miró a unas algas que flotaban a su alrededor, y con un suspiro cercano a la queja, maldijo la ostra el mentado aburrimiento de sus congéneres.