Los trabajos y las noches

Por Alejandra Pizarnik

POEMA
Tú eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.

REVELACIONES

En la noche a tu lado

las palabras son claves, son llaves.

El deseo de morir es rey.

Que tu cuerpo sea siempre

un amado espacio de revelaciones.

 EN TU ANIVERSARIO
Recibe este rostro mío, mudo, mendigo.
recibe este amor que te pido.
Recibe lo que hay en mí que eres tú.

 DESTRUCCIONES

en besos, no en razones
Quevedo

Del combate con las palabras ocúltame
y apaga el furor de mi cuerpo elemental.

 AMANTES
una flor
            no lejos de la noche
            mi cuerpo mudo
      se abre
a la delicada urgencia del rocío

 QUIEN ALUMBRA

Cuando me miras

mis ojos son llaves,

el muro tiene secretos,

mi temor palabras, poemas.

Sólo tú haces de mi memoria

una viajera fascinada,

un fuego incesante

RECONOCIMIENTO
Tú haces el silencio de las lilas que aletean
en mi tragedia del viento en el corazón.
Tú hiciste de mi vida un cuento para niños
en donde naufragios y muertes
son pretextos de ceremonias adorables.

 PRESENCIA

tu voz

en este no poder salirse las cosas

de mi mirada

ellas me desposeen

hacen de mí un barco sobre un río de piedras

si no es tu voz

lluvia sola en mi silencio de fiebres

tú me desatas los ojos

y por favor

que me hables 

siempre

 ENCUENTRO

Alguien entra en el silencio y me abandona.

Ahora la soledad no está sola.

Tú hablas como la noche.

Te anuncias como la sed.

 DURACIÓN

De aquí partió en la negra noche

y su cuerpo hubo de morar en este cuarto

en donde sollozos, pasos peligrosos

de quien no viene, pero hay su presencia

amarrada a este lecho en donde sollozos

porque un rostro llama,

engarzado en lo oscuro,

piedra preciosa.

 TU VOZ
Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte

 EL OLVIDO
en la otra orilla de la noche
el amor es posible

–llévame–

llévame entre las dulces sustancias
que mueren cada día en tu memoria

 LOS PASOS PERDIDOS

Antes fue una luz
en mi lenguaje nacido
a pocos pasos del amor.

Noche abierta. Noche presencia.

 DONDE CIRCUNDA LO ÁVIDO
Cuando sí venga mis ojos brillarán
de la luz de quien yo lloro
mas ahora alienta un rumor de fuga
en el corazón de toda cosa.

NOMBRARTE
No el poema de tu ausencia,
sólo un dibujo, una grieta en un muro,
algo en el viento, un sabor amargo.

 DESPEDIDA

Mata su luz un fuego abandonado.

Sube su canto un pájaro enamorado.

Tantas criaturas ávidas en mi silencio

y esta pequeña lluvia que me acompaña.

 LOS TRABAJOS Y LAS NOCHES
para reconocer en la sed mi emblema
para significar el único sueño
para no sustentarme nunca de nuevo en el amor

he sido toda ofrenda
un puro errar
de loba en el bosque
en la noche de los cuerpos

para decir la palabra inocente

 SENTIDO DE SU AUSENCIA
si yo me atrevo
a mirar y a decir
es por su sombra
unida tan suave
a mi nombre
allá lejos
en la lluvia
en mi memoria
por su rostro
que ardiendo en mi poema
dispersa hermosamente
un perfume
a amado rostro desaparecido

VERDE PARAÍSO

extraña que fui

cuando vecina de vecinas luces

atesoraba palabras muy puras

para crear nuevos silencios

 INFANCIA

Hora en que la yerba crece

en la memoria del caballo.

El viento pronuncia discursos ingenuos

en honor de las lilas,

y alguien entra en la muerte

con los ojos abiertos

como Alicia en el país de lo ya visto.

 ANTES

            a Eva Durrell 

bosque musical

los pájaros dibujaban en mis ojos
pequeñas jaulas

ANILLOS DE CENIZA

                                a Cristina Campo

Son mis voces cantando
para que no canten ellos,
los amordazados grismente en el alba,
los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
una partición del sol en pequeños soles negros.
Y cuando es la noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta,
para que no canten ellos,
los funestos, los dueños del silencio.

 MADRUGADA
Desnudo soñando una noche solar.
He yacido días animales.
El viento y la lluvia me borraron
como a un fuego, como a un poema
escrito en un muro.

RELOJ

Dama pequeñísima

moradora en el corazón de un pájaro

sale al alba a pronunciar una sílaba

                    NO

EN UN LUGAR PARA HUIRSE

Espacio. Gran espera.

Nadie viene. Esta sombra.

 Darle lo que todos:

significaciones sombrías,

no asombradas.

Espacio. Silencio ardiente.

¿Qué se dan entre sí las sombras?

 FRONTERAS INÚTILES

un lugar

no digo un espacio

hablo de 

        qué

hablo de lo que no es

hablo de lo que conozco

no el tiempo

sólo los instantes

no el amor

no

    sí

no

un lugar de ausencia

un hilo de miserable unión

 EL CORAZÓN DE LO QUE EXISTE
no me entregues,
            tristísima medianoche,
al impuro mediodía blanco

LAS GRANDES PALABRAS 

            a Antonio Porchia

aún no es ahora
ahora es nunca

aún no es ahora
ahora y siempre
es nunca

 SILENCIOS

La muerte siempre al lado,

Escucho su decir.

Sólo me oigo.

 PIDO EL SILENCIO

            canta, lastimada mía (Cervantes)

aunque es tarde, es noche,

y tú no puedes.

Canta como si no pasara nada.

Nada pasa.

 CAER
Nunca de nuevo la esperanza
en un ir y venir
de nombres, de figuras.
Alguien soñó muy mal,
alguien consumió por error
las distancias olvidadas.

FIESTA
he desplegado mi orfandad
sobre la mesa, como un mapa.
Dibujé el itinerario
hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran.
Los que espero no existen.

Y he bebido licores furiosos
para transmutar los rostros
en un ángel, en vasos vacíos.

LOS OJOS ABIERTOS

Alguien mide sollozando

la extensión del alba.

Alguien apuñala la almohada

en busca de su imposible

lugar de reposo.

 CUARTO SOLO

Si te atreves a sorprender
el sentido de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.

 LA VERDAD DE ESTA VIEJA PARED
que es frío es verde que también se mueve
llama jadea grazna es halo es hielo
hilos vibran tiemblan
                           hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira muere

HISTORIA ANTIGUA
En la medianoche
vienen los vigías infantiles
y vienen las sombras que ya tienen nombre
y vienen los perdonadores
de lo que cometieron mil rostros míos
en la ínfima desgarradura de cada jornada.

INVOCACIONES

Insiste en tu abrazo,

redobla tu furia,

crea un espacio de injurias

entre yo y el espejo,

crea un canto de leprosa

entre yo y la que me creo.

 DESMEMORIA

Aunque la voz (su olvido

volcándome náufragas que son yo)

oficia en un jardín petrificado

recuerdo con todas mis vidas

por qué olvido.

 UN ABANDONO

Un abandono en suspenso.

Nadie es visible sobre la tierra.

Sólo la música de la sangre

asegura residencia

en un lugar tan abierto.

 FORMAS
no sé si pájaro o jaula
mano asesina
o joven muerta entre cirios 
o amazona jadeando en la gran garganta oscura
o silenciosa
pero tal vez oral como una fuente
tal vez juglar
o princesa en la torre más alta.

COMUNICACIONES

El viento me había comido

parte de la cara y las manos.

Me llamaban ángel harapiento.

Yo esperaba.

 MEMORIA

                a Jorge Gaitán Durán

Arpa de silencio

en donde anida el miedo.

Gemido lunar de las cosas

significando ausencia.

Espacio de color cerrado.

alguien golpea y arma

un ataúd para la hora,

otro ataúd para la luz.

 SOMBRA DE LOS DÍAS A VENIR

   a Ivonne A. Bordelois

Mañana
me vestirán con cenizas el alba,
me llenarán la boca de flores.
Aprenderé a dormir
en la memoria de un muro,
en la respiración
de un animal que sueña.

 DEL OTRO LADO

Años y minutos hacen el amor.

Máscaras verdes bajo la lluvia.

Iglesia de vitrales obscenos.

Huella azul en la pared.

No conozco.

No reconozco.

Oscuro. Silencio.

CREPÚSCULO

La sombra cubre pétalos mirados

El viento se lleva el último gesto de una hoja

El mar ajeno y doblemente mudo

en el verano que apiada por sus luces

Un deseo de aquí

Una memoria de allá

 MORADAS

                    a Théodore Fraenkel

En la mano crispada de un muerto,
en la memoria de un loco,
en la tristeza de un niño,
en la mano que busca el vaso,
en el vaso inalcanzable,
en la sed de siempre.

MENDIGA VOZ
Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.
En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.

Alejandra Pizarnik. Los Trabajos Y Las Noches

(Buenos Aires, Sudamericana, 1965)

En: Solo literatura