Por Magda Díaz y Morales
Imre Kertész, Liquidación, trad. Adan Kovacsics (México: Alfaguara, 2004).
Me enamoré de la escritura del nobel Imre Kertész desde la primera vez que lo leí. Es un escritor magistral, un creador de atmósferas y descripciones notables, lúcido. Su obra trata siempre sobre el Holocausto judío, recorre el tema una y otra vez pero en cada obra lo dice distinto, siempre nos atrapa. Alber Vázquez comentaba en su blog: «creo que Imre Kertész es el mejor escritor vivo que existe», y estoy totalmente de acuerdo.
Keserű, el protagonista, es editor, trabaja en una editorial y guarda los escritos póstumos de Bé (prosa, apuntes, diarios, relatos, una pieza de teatro), su amigo escritor (y traductor de Bernhard) que se ha suicidado. Ello le duele mucho a Keserű, Bé no tenía ninguna causa aparente para hacer semejante acto, «la noche anterior había estado leyendo Moby Dick antes de dormirse». Corre una mañana de primavera de 1999, poco después de la transición en Hungría, Keserű mira por la ventana la calle que ofrecía «el espectáculo más cotidiano y habitual de Budapest». Hojea uno de los documentos que está en su escritorio y se detiene en el manuscrito de la pieza de teatro que tiene escrito sobre la cubierta: «Liquidación. Comedia en tres actos. La acción transcurre en Budapest, en 1990″.
Keserű decide aprovechar la reunión del comité editorial, del que forma parte, para solicitar la publicación del legado a la editorial y ofrecerse a realizar la edición renunciando a los honorarios que esta tarea conlleva. Pero en la reunión se entera que la editorial está trabajando con pérdidas, así que guarda silencio y no presenta su propuesta. Al salir de esta reunión, Keserű reflexiona sobre lo especial de la obra de teatro porque además de estar él como personaje, su guión guarda lo que está sucediendo después en la realidad, ya cuando su autor, Bé, está muerto. La obra se escribe en 1990 y narra los hechos que están sucediendo en 1999. ¿Se reemplaza la realidad por la ficción?
Bé había dado llave de su casa a Keserű pidiéndole que revisara en su secreter y preparara los manuscritos para su publicación. El día que Bé se suicida Keserű llega a la casa de su amigo y lo ve durmiendo, cuando se da cuenta de que está muerto, y antes de que llegue la policía, toma los manuscritos y los guarda. Cuando lo interrogan le pregunta el inspector:
I: ¿Sabe usted algo del tatuaje?
K: ¿De qué?
I: El finado tenía una peculiar señal en el muslo… ¿Sabe algo de ello?
K: ¿Qué ha dicho? ¿Una peculiar qué?
I: Estoy hablando de un tatuaje, señor Keserű. Se ve perfectamente, un tatuaje azul verdoso en el lado exterior del muslo. Una B mayúscula y un número de cuatro cifras. (…) es exactamente como el número de los prisioneros de Auschwitz, pero en este caso no se encontraría en el muslo, sino en el antebrazo. Interesante ¿no?
Lo que el inspector no sabe es que Bé nació en el barracón hospital de Auschwitz y que «los pocos bebés nacidos en Auschwitz llevan tatuado en el muslo el número del prisionero, que no se podía escribir en sus brazos por una simple cuestión de espacio». Conforme avanza la narración nos enteramos que las cosas no fueron así, es Sára, la amante de Bé y esposa de un amigo de Keserű, Kürti, quien encuentra a Bé muerto pues éste la había citado para que desayunaran juntos con Champán. Sára le llama a Keserű y traman decir lo anterior a la policía para que Keserű pueda guardar el legado de Bé. Bé deja un mensaje de despedida y una carta a Sára (es una carta bellísima), el mensaje dice: «¡No se enfaden! ¡Buenas noches!».
Keserű tiene la total seguridad que al legado de Bé le falta algo, una novela. Se le convierte en obsesión encontrarla. En esa novela, según él, está la clave de muchas cosas, esencialmente de la vida y muerte de Bé. Y aquí entra en acción la ex-esposa de Bé, Judit, que fue amante de Keserű (por lo que éste se siente muy mal) y que ahora está felizmente casada con Ádám, un arquitecto con dinero. Viven en un chalet en Buda.
¿Por qué se suicida Bé? ¿cúal es realmente su vida? ¿cómo es que en Liquidación, la pieza de teatro que está en el legado de Bé, está escrito el futuro, lo que aún no ha sucedido pero sucede?
Parece que es difícil sobrevivir cuando se es un sobreviviente del mal existente en el mundo, cuando se sobrevive y se guarda un extremo dolor que no ofrece la opción de permitirse ser feliz, adonde duele hasta intentarlo. La literatura es la única opción para no morir…
Magda Díaz y Morales es Doctora en literatura, Académica del Instituto de Investigaciones Lingüístico Literarias de la Universidad Veracruzana, Vicepresidenta de la Asociación Mexicana de Semiótica Visual y del Espacio (AMSVE). Dirige, junto a Carlos Manzano, la revista Narrativas
Su página personal es “Apostillas literarias”
El análisis no solo es preciso en cuanto a los elementos identificados, sino también bastante concreto al momento de expresar…