ARTE DE CERRAR UNA VENTANA

Cerrar una ventana sin

apretarse los dedos es

un arte

Cerrar una ventana y

no morir de asfixia

un prodigio

Cerrar una ventana y

no morir de pena

una proeza

pero cerrar esta ventana

con los dedos atrapados

sin huir por la puerta de salida o

de entrada y

decir adiós tras el cristal

con la mano ensangrentada

me conmueve hasta las lágrimas

De Artes y Oficios, 1996

MEDUSA EN LISBOA

1.

Camino por calles, subo y bajo,

llego al metro, no de Santiago, de Lisboa

(no conozco el metro de Lisboa)

y entramos.

Mi boleto tiene la forma de una ficha;

una vieja ficha bibliográfica en blanco

y oigo

tienes que ponerla en el control magnético

para salir

(sí, para salir de los túneles)

así de boca, boca abajo,

la superficie de la ficha sobre el control

que es algo así como el quemador de una cocina,

como boca viviente que se abre a la superficie.

Boca con boca la pongo y siento un estremecimiento.

Ruido, luz y energía brotan con violencia

y se estampa una imagen en la superficie blanca,

más que una imagen, un leve relieve,

una pequeña máscara muda.

En un golpe de respiración inhalo aire de conjuro y

un montón de palabras dislocadas como muñeca de trapo

manotean, patalean desarticuladas en mi garganta.

Aterrada te miro, te vuelvo a mirar y

mentalmente tiento el habla.

Un resuello de palabras se desliza salvador

inundando aquel instante con un nombre.

Medusa en Lisboa expelo y te llamo y

converso en el instante unos cuantos adjetivos

salvavidas:

2.

Carita pequeña, leve volumen a cincel

cabal y rotundo de tristeza no aprendida

tu sonrisa es cicatriz de herida siempre abierta

tu dolor es sello para siempre en mi pupila.

Carita pequeña, sólida mueca interminable

de cuencas siempre alertas al horror

me miras helada desde el hueso

desde el hueco interminable de tu ser.

Carita pequeña, burla abierta a la razón

de lengua sin gobierno y cuerpo no vidente,

sonríe aguda risa que chilla en la caverna

y hiela la sangre en las puertas del festín.

Toda tu cara niña es mueca que habla por sí sola:

cara es cuerpo y cuerpo cara.

Tus ojos grandes y vacíos me miran con desprecio

me atraviesan y me clavan como insecto.

En lo que canta un gallo tu pequeña nariz abre

fosas abisales

y huele estrujando mis alientos y vahos escondidos,

mientras tu boca devora a control remoto,

y luego escupe de costado, indiferente,

unos pedazos de mi alma entre los dientes.

Tu lengua brotando del centro de los labios

casi viva en el gris acero de la imagen

contrasta fina y aguda con el blanco de la ficha.

Ella no dice nada, solo mira y escucha.

3.

Recupero el habla, casi, por así decirlo y,

aunque gané algo de tiempo con la treta de los versos,

el impacto de la pequeña máscara blanca

me deja temblando, frágil

como el papel que la contiene,

frágil, más frágil aún.

4.

Desde el fondo de la tierra,

asesinada, perseguida, loca y enferma,

las caras de las hijas de la Medusa,

emergen, leves, desde la oscuridad

cautivadas por la blancura de la hoja.

Las recibo con un pavor agradecido

crepitando

y sin saber qué hacer con ellas

de ahora en adelante.

5.

Entre la distancia que va de un hebra a otra

escondido en la maraña de tu pelo

espíritu desconocido te habita en silencio

te habita.

De Naranjas de medianoche, 2006

¿CÓMO SE DICE SAUDADE?

¿De qué color es sentir?

Fernando Pessoa

¿Cómo se dice encuentro

en una nube celeste de satín

calefacción central, chocolates

y cielo sin rumbo al amanecer?

¿Cómo se dice camino

en la ciudad de la lluvia y la neblina

que moja los documentos del viajero

en el momento de pasar al otro lado?

¿Cómo se dice hambre

temprano en el día de la fiesta

junto al patio del naranjo

con naranjas a punto de caer?

¿Cómo se dice sed

entre raíces trepadoras

que se beben tus zapatos

y los dedos de los pies?

¿Cómo se dice adiós

a la intemperie

bajo un cielo húmedo,

sin estrellas?

¿Cómo se dice tristeza verde,

en portugués?

De Naranjas de  medianoche, 2006